El Potencial Transformador De La Economía De Km 0

¿Alguna vez te ha extrañado que tu comida proceda del otro lado del mundo, cuando a tu alrededor hay muchos campos donde se cultivan alimentos? Aunque la importación de alimentos de todo el planeta nos permite disfrutar de una mayor variedad de alimentos y a veces a un precio más bajo, también conlleva una serie de desventajas, que incluyen: la destrucción del medio ambiente, la explotación laboral, la competencia con los productores locales que les obliga a bajar sus precios y salarios, y la creciente vulnerabilidad de los suministros alimentarios. Para los consumidores interesados únicamente en el dinero, la cadena de suministro internacional podría parecer una buena idea, pero en general es una bomba de relojería.

Aunque a priori pueda sonar idealista, consumir productos locales podría ser parte de la solución. Pero esto no es tan sencillo como visitar al ganadero o agricultor ecológico más cercano, ya que hay mucha gente en el planeta y para alimentar a toda la población se requiere cierta innovación. Sin embargo, el hecho de consumir productos locales garantiza una mayor seguridad alimentaria y un mayor control sobre la producción y los salarios de los trabajadores, y además es más respetuoso con el medio ambiente. La clave está en hacerlo de forma eficaz. En este artículo, exploramos la idea de la economía de kilómetro cero y cómo podría hacer que el mundo sea un lugar mejor.

¿Qué es la economía de km 0?

El concepto de kilómetro cero no es nuevo: se originó como parte del movimiento “slow food” que comenzó en Italia en la década de 1980. Este movimiento rechazaba las redes alimentarias a nivel mundial, con el objetivo de preservar la agricultura local y la cocina tradicional. La economía de km 0 se basa en esta idea, centrándose en minimizar la distancia entre el lugar donde se producen los alimentos y el lugar donde se consumen.

A pesar de su nombre, la economía de km 0 realmente consiste en abastecerse de productos de proximidad, que se produzcan a no más de 100 km.

Las ventajas de la economía de km 0

La economía de proximidad tiene muchas posibles ventajas, tanto para el medio ambiente como para la salud pública y la economía. La clave está en confundirla con la idea idílica de pequeñas granjas donde las vacas pastan alegremente por el monte. Para que una economía local sea eficiente, debe adoptar todas las tecnologías e innovaciones más recientes a fin de poder abastecer a toda la población, y no únicamente a quienes pueden permitirse comprar habitualmente carne de animales de pasto.

La economía de km 0 podría incluir una combinación de productos ecológicos y de alimentos procedentes de cultivos hidropónicos intensivos, lo que abarataría los precios. Para que haya un cambio realmente radical, no debemos ponernos demasiado románticos. El objetivo de la agricultura es alimentar a la gente, y no hacer realidad un sueño rural.

El impacto ambiental de la economía de km 0

La economía de proximidad ofrece claras ventajas para el medio ambiente. En primer lugar, reduce la distancia a la que deben transportarse los productos, rebajando las emisiones de carbono. Si esto se aplicara a nivel mundial, el efecto sería considerable.

En segundo lugar, y esto es una especulación, si la producción fuera más local, podría realizarse de forma más respetuosa con la naturaleza y de tal forma que beneficiara a todas las partes implicadas.

En tercer lugar, los principios de la economía de km 0 están en línea con los principios de la economía circular, es decir, una economía que intenta minimizar los residuos y reutilizar los recursos y materiales. Dado que todos los productos permanecerían dentro de una misma región, sería más fácil recuperar los envases, transportar los productos sin necesidad de envolverlos en plástico y recoger los productos usados para reciclarlos.

El rol de la agricultura local en la economía de km 0

La economía de km 0 favorecería a las empresas locales y las empresas pequeñas, especialmente en el sector agrícola. Ahora bien, aquí es donde es importante no pecar de idealista. Es fácil pensar que un producto ecológico siempre es mejor, pero hay pruebas que sugieren que no es así, por lo que debemos ser pragmáticos.

En lugar de ello, favorecer las empresas locales innovadoras contribuirá al crecimiento de la economía local, reducirá la desigualdad entre las zonas rurales y urbanas, y ayudará a distribuir los diferentes grupos demográficos por todo el país, en lugar de concentrarlos en uno o dos núcleos urbanos. La economía local ayuda a frenar la monopolización, que solo beneficia a unas pocas élites.

¿Es la economía de proximidad una solución válida para todos?

En absoluto. Más bien forma parte de una red mucho más amplia de soluciones para una serie de problemas a nivel mundial. Enfocarse demasiado en la producción local puede simplificar en exceso los problemas globales que requieren soluciones globales, y limitar el tipo de pensamiento abstracto y radical que se requiere para hallar esas soluciones.

Los grandes núcleos de población necesitan una serie de proveedores para abastecerse de alimentos y productos. En el caso de los pueblos rurales, es fácil imaginar que obtienen todos sus recursos en un radio de 100 km; pero esto es mucho más difícil en el caso de una ciudad de 10 millones de habitantes. Además, las ventajas de la producción local deben sopesarse con las consecuencias destructivas de extender la industria por todo el planeta. Aunque el transporte de mercancías tiene efectos dañinos en el medio ambiente, también lo tendría la creación de granjas y fábricas por todas partes: concentrar la industria en un mismo lugar puede tener sus ventajas.

Más bien, el concepto de la economía de km 0 es una reflexión útil con la que podemos cuestionar nuestros medios de producción y consumo. Deberíamos preguntarnos dónde y cuándo sería mejor abastecerse a nivel local, y en qué casos sería mejor obtener los productos de lugares más lejanos.

La economía de km 0 también puede hacer que cuestionemos el neoliberalismo global, que se decanta por los productos baratos y la mano de obra barata, sin importar el coste medioambiental, social o incluso económico. Hacer que todo sea lo más barato posible puede parecer una buena idea a priori, pero lo cierto es que solo hace que bajen los salarios de los trabajadores, mientras que unos pocos empresarios se llevan los beneficios.

¿Nos espera un futuro de km 0?

Como comunidades, debemos unirnos para decidir qué debemos comprar a nivel local, por qué debemos hacerlo y cómo lo haremos. Para tomar decisiones fundamentadas sobre cómo mejorar la situación, es necesario que nos informemos sobre el carácter complejo y explotador de los procesos agrícolas y de producción modernos.

Para que tenga relevancia, el concepto de economía de km 0 debe ir mucho más allá del sueño de la clase media de comer huevos de gallinas que corretean libremente por un campo cercano. Más bien, debe ser un intento de reestructurar la economía y las cadenas de suministro para que funcionen a favor del medio ambiente y de la mayoría de la gente, en lugar de intentar maximizar los beneficios de algunos a toda costa.

Max Sargent

Max escribe desde hace más de una década, y en los últimos años se dedica al periodismo del cannabis y psicodélico. Tiene experiencia en numerosos aspectos del sector, y colabora con empresas como Zamnesia, Royal Queen Seeds, Cannaconnection, Gorilla Seeds, MushMagic, etc.

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