Quemar incienso es una práctica que une civilizaciones, culturas, y el mundo antiguo con el moderno. En este artículo vemos sus orígenes, cómo se elabora, los diferentes tipos de incienso, y cómo puede beneficiarte.
Enciendes la punta y apagas la llama. Y en cuestión de minutos, el ambiente se llena de una fragancia densa y terrosa. Un poco dulce y un poco almizclada. Inspiras, y todo tu cuerpo se relaja.
¿Dónde estás? ¿En un templo, un estudio de yoga o en la comodidad de tu propio hogar? ¿Qué haces? ¿Meditar, fumar hierba, tocar la guitarra?
Hay cientos de respuestas para estas preguntas, pero una cosa es segura: estás quemando incienso.
El término "incienso" proviene del latín "incendere", que significa "quemar". En pocas palabras, el incienso es una sustancia olorosa que se quema para liberar su fragancia aromática. En general, tiene una base vegetal; los materiales más habituales para hacer incienso son resinas, raíces, semillas, cortezas y flores.
El ser humano lleva miles de años quemando incienso, tanto para prácticas religiosas o espirituales como para aromaterapia.
La historia del incienso se remonta a la antigüedad, cuando distintas civilizaciones y culturas lo utilizaban en rituales curativos y ceremonias religiosas. El humo que se elevaba hacia el cielo apaciguaba a los dioses y transportaba las plegarias del pueblo. Los aceites aromáticos, las hierbas y las especias se consideraban regalos divinos, y prácticamente para todas las culturas que lo usaban, el incienso era algo sagrado. El incienso purifica el entorno e influye en el estado de ánimo para facilitar la meditación o llevar a cabo otras prácticas espirituales. También se ha utilizado para desinfectar una zona del olor a enfermedad y muerte.
Aquí tienes un breve resumen de la historia del incienso en todo el mundo.
Los primeros registros documentados del uso de incienso se atribuyen a los chinos, que ya lo utilizaban alrededor del año 2000 a.C. en sus ceremonias religiosas. Sin embargo, según los Vedas de la India (unos textos hindúes antiguos), podría ser incluso más antiguo, concretamente del año 3500 a.C. En este país, el incienso se utilizaba originalmente como una herramienta medicinal, y la aromaterapia ha desempeñado un papel muy importante en la medicina ayurvédica.
La costumbre de quemar incienso en China alcanzó su apogeo durante la dinastía Song (960-1279 d.C). En esa época, se construyeron muchos edificios especialmente diseñados para llevar a cabo ceremonias con incienso. Cuando esta sustancia llegó a Japón en el siglo VI de la mano de los budistas coreanos, se utilizó para entretener a la aristocracia. Los samuráis del siglo XIV usaban el incienso para perfumar sus cabezas y sus cascos con el objetivo de adquirir superioridad para la batalla.
Otras civilizaciones antiguas, como Asiria, Babilonia y Persia, usaban el incienso como en la India. El descubrimiento de varias tumbas prehistóricas indica que los antiguos egipcios quemaban incienso para satisfacer a sus dioses ya en el año 3000 a.C. El incienso que se ofrendaba en Templo de Jerusalén era conocido como ketoret. Según el Éxodo de la Biblia, este incienso era una mezcla de mirra, opérculo, franquincienso y gálbano.
Las rutas comerciales prosperaron durante siglos en Medio Oriente debido a la gran abundancia de gomas y resinas autóctonas, como el incienso y la mirra. Muchas de estas sustancias aromáticas eran muy apreciadas y costosas. Algunas se consideraban incluso más valiosas que el oro. La ruta del incienso se extendía desde la India, por toda Arabia, hasta el noreste de África, el Levante y más allá.
El comercio de este producto alcanzó su época de máximo esplendor cuando la ruta del incienso llegó a Roma y Grecia. Las iglesias cristianas de Oriente adoptaron el incienso para sus rituales de purificación y rezo, y la Iglesia Católica Romana pronto siguió sus pasos. El negocio del incienso en Europa desapareció poco después de la caída de Roma. Algunas iglesias ortodoxas y católicas todavía siguen realizando la quema ceremonial de resinas y gomas. El incienso que se utiliza en estos ritos religiosos se suele quemar en un incensario, un recipiente cubierto que se hace oscilar con ayuda de cadenas.
Los pueblos indígenas de lo que hoy en día se conoce como América del Norte también usaban incienso. Muchos de ellos continúan practicando un rito purificador especial llamado "smudging", que también se conoce como la "bendición del cuenco de humo sagrado". Este ritual forma parte integral de la vida de estas personas, y se celebra antes de cada sanación, reunión pública, asamblea y sauna. En el humo que desprende el incienso se encuentra el "ayudante de la planta sagrada", que aleja la energía negativa, sana, bendice y restablece el equilibrio. Las plantas más comunes para el smudging son el cedro, la salvia, el pasto dulce y el tabaco.
La elaboración tradicional del incienso se ha mantenido relativamente intacta a lo largo de los siglos, mientras que la gama de fragancias se ha ampliado enormemente.
La India fue el primer país que creó un sistema uniforme y codificado para la fabricación de incienso, que lo clasifica en cinco categorías: fruta, agua, fuego, tierra y aire. Originalmente, el incienso era producido por monjes, y todavía sigue fuertemente vinculado a las prácticas curativas de la aromaterapia ayurvédica.
En China, la fabricación de incienso se convirtió en una forma de arte muy apreciada, junto a la preparación de té y la caligrafía. Hoy en día, a la pasta de incienso se le sigue dando forma de caracteres chinos, y se quema en complejos patrones que se cree que traen buena suerte.
En general, el incienso está hecho de materia orgánica. El incienso de combustión directa, como los bastoncillos y los conos, se elaboran con una combinación de sustancias aromáticas, una base combustible y aglutinantes.
El perfume del incienso se deriva de materiales naturales molidos como maderas, cortezas, hojas, resinas y aceites esenciales. Algunos de estos materiales que han continuado siendo muy populares durante siglos son la casia, la canela, el styrax, el cedro y el sándalo. Pero estas sustancias son solo unas cuantas de entre la enorme cantidad de fragancias disponibles; en la actualidad, se puede encontrar incienso con aromas para cualquier ocasión y preferencias.
Durante la elaboración del incienso, el aroma se añade a una base hecha de materiales combustibles, como carbón vegetal o madera en polvo. Las gomas actúan como aglutinantes que mantienen la mezcla unida, y también se utiliza un agente oxidante (como el nitrato de sodio) para que no se apague.
En algunos casos, se utilizan polvos aglutinantes vegetales. El material viscoso de las fuentes botánicas se combina con la fragancia y una pequeña cantidad de agua. La celulosa natural actúa como agente de combustión para ayudar a crear una brasa estable. Uno de los aglutinantes vegetales más populares está elaborado con la corteza del árbol tabu-no-ki (Machilus thunbergii).
Al combinar todos los elementos anteriores se crea una pasta que se puede modelar alrededor de unos palitos o varillas de madera, que generalmente están hechos de bambú. En algunos casos, la mezcla de incienso se extruye o prensa con diferentes formas: conos, espirales, palitos sin madera, etc. Por último, el incienso se seca hasta que esté listo para quemar.
Como indica su uso continuado y diverso, quemar incienso sigue teniendo varias aplicaciones en la actualidad. Además de fines ceremoniales, el incienso se puede utilizar para mejorar el ambiente de cualquier espacio e influir en el estado de ánimo.
La aromaterapia se ha utilizado durante miles de años como remedio natural para el nerviosismo. Estas son algunas formas en que puedes usar el incienso para mejorar tu vida.
Uno de los aromas que más se utilizan por sus propiedades relajantes es la lavanda, que se puede encontrar en todo tipo de productos, desde incienso hasta bombas de baño. Un estudio de 2018 con ratones indica que la lavanda podría tener un efecto calmante sobre el sistema nervioso central (Harada et al., 2018). Los investigadores han descubierto que el linalool (un potente terpeno de la lavanda) activa los receptores GABA a través de las neuronas olfativas de la nariz. Así que, si te sientes tenso/a o tienes problemas para dormir por la noche, prueba a quemar un poco de incienso de lavanda. Otros aromas que contribuyen a la relajación y el sueño son el sándalo, el romero y la manzanilla.
Quemar incienso es una forma rápida y cómoda de enmascarar los olores desagradables de la cocina, las mascotas o, como todos los fumetas saben, la marihuana. Para camuflar el aroma acre de tu última fumada, elige un incienso de sándalo, cedro o pachulí, o consigue una mezcla de fragancias modernas. Si vas a relajarte al aire libre, el incienso hecho de sustancias como la citronela puede ayudar a repeler los mosquitos y otros insectos molestos.
El incienso se emplea a menudo en ceremonias espirituales para mejorar la concentración, estimular los sentidos y elevar el espíritu durante la meditación. El sándalo, el loto y la champa dorada (una fragancia de origen indio) son otras opciones muy habituales para meditar y practicar yoga. Cualquier fragancia que elijas deberá ayudarte a concentrarte sin abrumar ni interferir. Márcate tus objetivos por medio del ritual de seleccionar, preparar y quemar tu incienso.
De entre todos los sentidos, el olfato es el que puede provocar unas asociaciones más intensas. El aroma adecuado puede desencadenar determinados recuerdos, elevar nuestro espíritu e inspirarnos. Muchos artistas utilizan la aromaterapia para crear el ambiente ideal en su espacio de trabajo o estudio. Para ayudar a que fluya la creatividad, quema incienso con fragancias cítricas, a geranio y ylang-ylang.
Aunque el incienso tiene muchas formas distintas, se puede clasificar en dos tipos principales: de combustión directa e indirecta.
El incienso de combustión directa (o incienso combustible) es el más común. Para elaborarlo, las sustancias aromáticas se mezclan con un material combustible, lo que permite que arda por sí solo. Se enciende de forma directa y después se extingue la llama, lo que deja una brasa incandescente que libera lentamente un rastro de humo aromático. Los productos más habituales de incienso de combustión directa son los palitos, los conos, las espirales y los polvos.
En cambio, el incienso de combustión indirecta (o incienso no combustible) necesita una fuente de calor externa para arder (como un trozo de carbón vegetal), que se coloca sobre una placa metálica o dentro de un incensario, y se aísla con una capa de arena o ceniza. El incienso está en contacto directo con el carbón. Puede estar finamente molido y arder rápidamente, o en pedazos gruesos que se queman más despacio. Algunos ejemplos de incienso de combustión indirecta son las resinas como el olíbano o franquincienso , la mirra, el incienso en polvo y el incienso amasado.
Dos de las formas más frecuentes de incienso son los palitos y los conos. Ambos son inciensos de combustión directa, pero presentan unas pequeñas diferencias. Los soportes para estos dos tipos de incienso pueden ser desde sencillos y minimalistas hasta elaborados y ornamentales, y ofrecen diversas opciones para que puedas adaptarlos a tu ambiente y estética.
Los palitos son, con diferencia, la forma más común de incienso en Occidente. A menudo, están hechos con una parte central de bambú, aunque existen variedades más caras elaboradas con un núcleo de sándalo. La varilla de madera está rodeada de una mezcla de aceites esenciales y polvo de carbón o serrín. El incienso sólido en barra y sin núcleo se conoce como palos dhoop. Estos palitos se rompen con facilidad para dividirlos en porciones más pequeñas; es el tipo de incienso más popular en Japón y el Tíbet. En general, los palitos de incienso:
Los conos de incienso están hechos con una mezcla de aceites esenciales y polvos combustibles, endurecidos y con forma cónica. Los ingredientes son parecidos a los de los palitos, pero su forma hace que se quemen de una manera un poco distinta. Los conos son otro tipo de incienso dhoop, pero están moldeados sin un centro de madera.
Los conos se dividen en regulares y de reflujo o en cascada. Con estos últimos, el humo viaja a través de un agujero en el centro del cono, en lugar de hacia arriba. Los conos de incienso en cascada se colocan sobre unos soportes especiales que impulsan el humo hacia abajo. Algunos son realmente elaborados, y le dan al humo formas psicodélicas o hacen que se asemeje a una cascada de agua fluyendo sobre rocas.
Los conos de incienso:
Los aromas tienen el poder de influir en nuestro estado de ánimo, desencadenar recuerdos positivos y estimular la creatividad. Ya sea para meditar, relajarte, conectar espiritualmente o simplemente perfumar una estancia, hay un tipo de incienso ideal para ti.
Así que, elige tu palito o cono favorito, colócalo sobre un soporte bonito, y enciéndelo. Deja que su fragancia te envuelva y te calme, y piensa que estás compartiendo un ritual que lleva practicándose miles de años.
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