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Algo que se preguntan tanto los fumadores como los no fumadores es: "¿qué diferencia hay entre vaporizar y fumar?". Aunque parecen semejantes, son dos cosas muy distintas.
Antes de ver sus diferencias, vamos a ver cómo se producen cada una de ellas. Para fumar hace falta una llama, ya sea para quemar o para la combustión. Cuando se fuma una hierba como el cannabis o tabaco, se destruye, literalmente, con las altas temperaturas del fuego.
La vaporización, por el contrario, no es un proceso tan brutal. Al contrario que la quema, la vaporización no implica el uso de una llama, lo que reduce en gran medida la temperatura a la que se expone a la hierba. Cuando se vaporiza el cannabis, éste se calienta exactamente hasta el punto en el que los cannabinoides cambian su estado de resina sólida a partículas gaseosas.
En el caso de un cigarrillo electrónico, sólo se vaporiza el líquido, que lleva incorporada la nicotina, los sabores y otros ingredientes.
Cuando se quema el cannabis, se destruyen muchos de los cannabinoides de la planta por el calor. Unas investigaciones han averiguado que el humo generado por la combustión del cannabis contiene un 88 por ciento de materia no cannabinoide. Lo que esto significa es que al fumar el cannabis se derrocha gran parte de los ingredientes activos de la planta. Es por ello que es posible ahorrar dinero con un vaporizador; hacen que todos los cannabinoides estén disponibles, en lugar de solo quemarlos.
Como consecuencia de la quema, el humo está lleno de monóxido de carbono, alquitrán y muchas otras sustancias tóxicas que se producen en el proceso. El monóxido de carbono, por ejemplo, no se encuentra en el cannabis, pero al quemar la hierba, aparece el gas. Esto se puede aplicar a otros muchos productos tóxicos encontrados en el humo, como los HAP y el alquitrán.
En cambio, el vapor es mucho más puro. Ya que no se quema nada, no se crea ningún producto tóxico. El vapor de cannabis está compuesto por un 95 por ciento de cannabinoides, siendo el 5 por ciento restante flavonoides y un solo hidrocarburo policíclico aromático. No contiene ninguna de las toxinas que se encuentran en el humo, y proporciona una experiencia más pura y eficiente.
El alquitrán que se produce al fumar es el causante del olor que se pega y permanece en la ropa, el pelo y otros objetos personales. Al permanecer en el ambiente, el humo del cannabis es muy fácil de identificar desde lejos, e incluso después de fumar un porro, la gente puede olerlo en tu persona.
Como el vapor de cannabis no contiene alquitrán, no se queda ni permanece en el ambiente de la misma manera. El vapor se dispersa mucho más rápido y no tiene un olor tan fuerte. Esto significa que el olor es muy poco, en el sentido de que no permanece en el ambiente, y nadie, fuera de tu proximidad inmediata, lo podrá oler.
Fumar cannabis crea humo ajeno, y esto puede ser algo bueno o malo en función de la compañía en la que estés. Debido a la rápida dispersión del vapor, esto no supone un problema, y hace que sea mucho más discreto para aquellos que no quieren ser descubiertos.
Evidentemente, la vaporización es mucho mejor para la salud, ya que no se inhalan ninguna de las sustancias nocivas que se encuentra en el humo. Esto significa que los que vaporizan tienen menos riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el fumar, respiran con más facilidad, tosen menos y están más sanos en general. Al no destruirse los cannabinoides con un vaporizador, se necesita mucha menos marihuana para llegar al mismo nivel, y por consiguiente se ahorra dinero.
Una de las razones por las que fumar cannabis es tan popular es que es muy fácil llevar unos papeles encima y liar un canuto en cualquier sitio Tradicionalmente, los vaporizadores han sido bastante grandes, lo que significa que no es muy fácil llevarlos de viaje. Sin embargo, la nueva generación de vaporizadores ha hecho que este problema se haya quedado obsoleto; no sólo son sumamente eficientes y están bien hechos, además, la mayoría de los vaporizadores pen, son del mismo tamaño que un canuto y están listos para usar en menos de 5 segundos.
Lo que inclina la balanza en favor de los vaporizadores. No sólo son pequeños y portátiles, sino que también son mucho más discretos, ya que el olor y el aroma ya no es un problema. En teoría, se podría vaporizar en un lugar público, como en un parque, bajo la pretensión de estar fumando un cigarrillo electrónico - ¡pero no dejes que nadie se acerque demasiado!
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