Bienvenidos a nuestra guía completa sobre concentrados de cannabis. Los concentrados de cannabis son productos que contienen una mayor concentración de cannabinoides y terpenos que las flores crudas.
Originarios de las antiguas China e India, los concentrados son muy populares desde hace miles de años. Recientemente, la tecnología para elaborar concentrados ha dado un gran paso adelante, y en estos momentos, estas sustancias están experimentando un renacimiento cultural.
CONTENIDO:
Para entender mejor los concentrados, debemos tener unas nociones básicas sobre los elementos psicoactivos del cannabis, ya que los concentrados los separan del resto de la planta.
Los cannabinoides son unos compuestos químicos que actúan sobre el sistema endocannabinoide del cuerpo y el cerebro humano. Los científicos han logrado aislar 113 cannabinoides distintos de la planta de cannabis. Los cannabinoides más importantes son el THC, la fuerza dominante responsable del famoso subidón del cannabis, y el CBD, que es responsable de muchas de las propiedades beneficiosas para la salud de la marihuana. El perfil de una determinada planta de cannabis está en gran parte determinado por su composición de cannabinoides.
Los terpenos son unos compuestos orgánicos que se encuentran de manera natural en insectos y plantas. Producen un fuerte olor, lo que probablemente ayude a proteger las plantas ahuyentando a los herbívoros y atrayendo a los depredadores de los herbívoros. Se han encontrado más de 120 terpenos en el cannabis. Los terpenos le dan su sabor característico a las distintas variedades de cannabis, y potencian y modifican sus efectos psicoactivos y medicinales. Un concentrado ideal deberá aislar y conservar los cannabinoides y terpenos de una planta.
Los cannabinoides y terpenos de la planta de cannabis se producen en sus tricomas. Los tricomas son esa "pelusa" blanca y cristalina que se encuentran en la superficie de los cogollos de la planta. También son lo que hace que el cannabis sea pegajoso al tacto. La palabra "tricoma" proviene del griego y significa "crecimiento de pelo". En el cannabis, los tricomas parecen desempeñar un papel defensivo, ayudando a la planta a protegerse de los elementos y de los insectos. Los tricomas tienen un aspecto cristalino, pero cuando se manipulan, liberan resina y se vuelven pegajosos. Son más abundantes en el cáliz de la planta de cannabis.
Las plantas de cannabis tienen dos tipos diferentes de tricomas: glandulares y no glandulares. Los tricomas glandulares producen cannabinoides y terpenos y se subdividen en tres tipos: bulbosos, capitados sesiles y capitados pedunculados. Los tricomas bulbosos son los más pequeños, con un tamaño de entre 10 y 30 micrómetros, y se extienden por toda la superficie de la planta. Los tricomas capitados sesiles son los siguientes en cuanto a tamaño, aunque sigue haciendo falta un microscopio para verlos; suelen encontrarse en la cara inferior de las hojas de azúcar y en forma de abanico. Los tricomas capitados pedunculados son los que más nos interesan: son muy abundantes en las flores del cannabis, y con un tamaño de entre 50 y 100 micrómetros, se pueden ver fácilmente a simple vista.
La principal diferencia entre los concentrados es si son extractos o no. El hachís es un ejemplo de un popular concentrado que no es un extracto. Los extractos son concentrados que utilizan un solvente para separar el producto deseado de la planta de cannabis. Los extractos se subdividen según el solvente utilizado y la consistencia del producto final. Algunos extractos populares son el budder, el wax y el shatter.
Los concentrados constituyen una amplia categoría de diversos productos. Su preparación, y a veces ingestión, dependerá del tipo de concentrado que elijas. La primera decisión que deberás tomar es si vas a optar por un concentrado elaborado con o sin solvente.
Los concentrados sin solvente son exactamente lo que dice su nombre: concentrados producidos sin el uso de solventes, únicamente mediante calor y presión. En otras palabras, no son extractos. Un detalle un poco desconcertante es que en el mundo de los concentrados de cannabis, a diferencia de en la clase de química, el agua no se considera un solvente. Por lo tanto, los concentrados en cuya preparación se utiliza agua no se consideran extractos.
El tipo más sencillo de concentrado es el kief. El kief es la acumulación de tricomas separados de la flor del cannabis. Los tricomas se desprenden con mucha facilidad, por lo que el kief se puede producir de forma fortuita, cuando la flor se roza contra el lateral de cualquier recipiente que sirva para almacenarla o manipularla. Para aprovechar las ventajas de este proceso, es posible que desees adquirir un grinder con un recipiente para kief, de modo que no malgastes los tricomas desprendidos.
El kief también se puede recolectar intencionadamente sacudiendo con cuidado las flores de cannabis sobre un tamiz fino y, a continuación, rascando el kief. Antes de hacer esto, se aconseja meter las flores en el congelador durante unas horas para aflojar los tricomas. Si te lo puedes permitir, un polinizador con tambor giratorio es una sencilla forma de automatizar este proceso.
También puedes conseguir kief con el método de la batidora: pon las flores de cannabis en el recipiente de una batidora y cúbrelas con agua y hielo. Mezcla bien y deja que repose durante media hora. A continuación, vacía la mezcla en un frasco de vidrio a través de un filtro de seda. De esta forma, el agua y kief se separarán del resto del material vegetal. Llegado a este punto, cuela el agua con un filtro de café para separar el kief. Una vez hecho esto, escurre el filtro, extiende bien el kief, y déjalo secar.
El hachís es kief que ha sido comprimido, lo que aumenta aún más su densidad y, por lo tanto, la potencia de los tricomas. El hachís es un clásico, y un concentrado muy apreciado en todo el mundo. Sigue siendo la forma de consumir cannabis más popular en Europa, porque en América del Norte siguen prefiriendo fumar flores.
Una forma muy sencilla de hacer hachís es con el método del zapato. Envuelve el kief bien apretado en papel celofán y mételo en una bolsa de plástico. La bolsa deberá ser hermética y no tener burbujas de aire. Ponla en el talón del zapato y camina sobre ella. El calor y la presión harán el trabajo en unos 15 minutos, pero es posible que quieras dejarlo más tiempo para conseguir una mayor concentración.
Otro método consiste en utilizar una prensa de polen para convertir el kief en hachís. Esta técnica solo requiere de un poco de fuerza, y te permite obtener tus propios comprimidos de hachís de forma económica.
El mejor hachís es el resultado ambos factores: calor y presión. Uno de los métodos de preparación consiste en envolver bien el kief en celofán orgánico o papel pergamino, ponerlo bajo un chorro de agua caliente, y meterlo al horno a 175°C durante 10 minutos. Cuando lo saques, extiéndelo con un rodillo o utiliza la prensa de polen para aplicar presión. Este proceso se puede repetir varias veces para aumentar la concentración.
Otra opción sería envolver el kief de la misma forma y aplicar presión con una botella llena de agua caliente. Fíjate en el color del kief: si cambia rápidamente al entrar en contacto con el calor, no tendrás que esforzarte demasiado para comprimirlo. Si tarda más de 30 segundos en cambiar de color, tendrás que aplicar más fuerza.
El charas es parecido al hachís. La principal diferencia es que está hecho a partir de recortes frescos, mientras que el hachís se elabora con flores secas.
El charas es muy popular en el subcontinente indio, y se suele vender en forma de bolas o barras. Se fuma con un chillum, una especie de pipa que es muy típica entre los monjes hinduistas. El charas es venerado por numerosas sectas hindúes que consideran a Shiva el dios supremo y el charas uno de sus atributos. Cuando lo hacen manos profesionales, el charas puede ser liso y brillante, parecido a una canica de cristal.
El charas se obtiene de forma manual. Primero, lávate las manos con un jabón sin fragancia. A continuación, coge unos cogollos frescos de tu variedad favorita y masajéalos lentamente entre los dedos. Deberás ejercer suficiente presión para extraer la resina, pero sin perderla. Una vez que hayas limpiado los cogollos, déjalos a un lado y sigue frotándote las manos hasta que la resina forme una bola o una barra. Eso es el charas.
Un método que está ganando mucha popularidad es el utilizado para hacer "bubble hash". Esta técnica usa agua en el proceso de concentración, pero como no se considera un solvente, el bubble hash no es un extracto.
Para hacer bubble hash deberás colocar las flores de cannabis en un cubo lleno de agua y hielo, para luego agitarlas y colarlas a través de varios filtros. El bubble hash también puede hacerse con una lavadora. Aquí encontrarás instrucciones más detalladas. El bubble hash es muy apreciado por su alto nivel de calidad y pureza y bajo potencial de contaminación.
El término "bubble" del "bubble hash" hace referencia a un indicador muy utilizado para medir la calidad de las distintas formas de hachís. Se supone que el hachís de buena calidad se funde y burbujea cuando se fuma, lo que indica que está compuesto de tricomas puros. Si el hachís se quema cuando se expone al calor, es señal de que contiene material vegetal sin tricomas.
El rosin hash se está convirtiendo rápidamente en otro favorito. En este caso, la resina se extrae directamente de las flores crudas. Se dice que se obtiene un producto muy parecido al BHO, pero sin necesidad de usar el polémico butano.
Para hacer rosin, vas a necesitar unas planchas para el pelo y papel pergamino. Envuelve el cogollo en el papel pergamino y enciende las planchas. Cuando alcancen unos 160ºC, coloca el cogollo dentro y aprieta. Deberás usar manoplas de horno o una toalla para protegerte las manos. Después de unos segundos, suelta las planchas y abre el papel pergamino. Ten en cuenta que las temperaturas altas y una mayor presión harán que se vaporicen los terpenos y los cannabinoides. Desenvuelve el papel pergamino y comprobarás que su interior está forrado de gotas pegajosas de rosin hash de color ámbar. Si tienes dificultades para separarlo del papel, mételo en el congelador durante unas horas y se desprenderá fácilmente. Puedes utilizar el resto del cogollo para hacer cannabutter.
Antes de adentrarnos en el mundo de los concentrados elaborados con solventes, debemos saber qué es un solvente. Como puede que recuerdes de tus clases de química, un solvente es un líquido que disuelve un sólido, produciendo una solución líquida. En el mundo del cannabis, los solventes más habituales son el alcohol, el butano, el propano y el CO₂. Como ya se ha mencionado, el agua no se considera un solvente. Los concentrados a base de solventes se denominan extractos, aunque también se conocen como aceites de hachís.
Los extractos se suelen clasificar según su consistencia (wax, shatter, budder), pero esta no está vinculada a un determinado método de extracción. El mismo método de extracción con el mismo material de partida puede producir varias consistencias distintas, dependiendo de cómo se seque y condense el producto final. Como veremos, el método de extracción y el material de partida son más importantes a la hora de determinar la calidad y el carácter del extracto.
BHO es la abreviatura de "Butane Hash Oil" (aceite de hachís al butano), y se usa para hacer shatter, cera, budder y muchas otras formas de aceite de hachís. Aunque es un material muy extendido, también es conocido por ser muy peligroso. Para hacer BHO se utiliza butano y, por tanto, puede ser peligroso hacerlo en casa debido al riesgo de combustión; no son pocas las explosiones provocadas por butano al hacer BHO en casa. Cuidado cuando lo compres: el BHO hecho en casa también puede contener contaminantes.
Como su nombre sugiere (hacer añicos), el shatter tiene una consistencia dura semejante al vidrio. Suele ser transparente, pero contrariamente a la creencia popular, esta transparencia no es un indicador de su pureza. El shatter con una consistencia blanda y casi líquida se llama sap, y el que se estira como un caramelo masticable se denomina pull-and-snap.
Para hacer shatter, sigue uno de los procesos de extracción anteriores y evita cualquier movimiento innecesario para conservar el aspecto de vidrio del extracto.
Wax es una categoría general en la que se agrupan todos los extractos blandos y opacos. La diferencia entre el wax y el shatter a menudo tiene muy poco que ver con su composición y mucho con cuánto se ha agitado el extracto durante el proceso de extracción. Un mayor grado de agitación se traducirá en una densidad molecular más irregular en todo el extracto, haciendo que la luz no pueda atravesarlo.
Para elaborar wax, sigue uno de los métodos de extracción anteriores, pero agita o sacude el extracto en algún momento de la producción. Consulta las secciones sobre crumble/honeycomb y budder para ver instrucciones más detalladas.
El crumble de BHO se divide en dos pequeñas categorías: crumble wax y sugar crumble. La diferencia radica en la concentración de lípidos que hay en el concentrado. En cuanto a la consistencia, los dos tipos de crumble son bastante similares al BHO budder, con la principal diferencia de que el crumble puede desmenuzarse fácilmente.
Crumble Wax
El crumble wax tiene más lípidos que el sugar crumble y, por eso, es un poco más robusto. Aunque es bastante quebradizo, no llega a convertirse en polvo fino, mientras que el sugar crumble sí.
Sugar Crumble
El sugar crumble es mucho más quebradizo que el crumble wax y puede romperse en un montón de pedacitos increíblemente pequeños. Aunque en cierto sentido es "más puro" porque contiene menos lípidos, las proporciones de cannabinoides y terpenos, etc. son las mismas en ambos casos.
El honeycomb de BHO es un concentrado con una apariencia impresionante. Está lleno de agujeritos, como un panal de abejas, debido al proceso de purga al vacío. Tiene un alto contenido en lípidos, así que es sólido y totalmente opaco, con un acabado encerado. Esto también significa que retiene muy bien los terpenos; la mejor de todas las extracciones de BHO. Por eso, se ha hecho muy popular en los últimos años, ya que está lleno de sabores complejos.
Puede que sea el extracto de BHO más impresionante en apariencia. Su popularidad ha disminuido en los últimos años, ya que ha sido sustituido por otras formas de extracción. Sin embargo, el amber glass antes estaba entre las técnicas de BHO más habituales.
Se crea mediante un proceso conocido como hibernación o winterizing. Después de la extracción y antes de la purga, las ceras se separan con agua fría. Esto da lugar a un extracto muy puro. Este nivel de refinamiento tiene sus pros y sus contras. Aunque es muy puro en cannabinoides, carece de otros compuestos muy solicitados por muchos consumidores, como los deliciosos terpenos. Además, algunas personas creen que la cantidad limitada de terpenos reduce el efecto séquito.
Los diamantes de BHO o terp sauce es un extracto que separa las moléculas de THCA y los terpenos de todo lo demás. Por eso, los consumidores pueden elaborar sus propias mezclas, generando las concentraciones y potencias que quieran. Este control sobre la experiencia ha dado lugar a un aumento en la demanda de la salsa de terpenos.
Cuando la resina todavía está líquida, antes de la purga final, la extracción se embotella y se mete al congelador. La presión hace que las moléculas de THCA se separen de la resina. Por lo tanto obtienes dos concentrados: uno de THCA y otro de terpenos. Luego dependerá de cada persona decidir si quiere fumarlos juntos y con qué nivel de concentración.
El budder es un wax con una textura cremosa parecida a la mantequilla. Se considera un extracto ideal para novatos, porque es más fácil de consumir y más tolerante que el shatter.
Se puede hacer budder a partir de shatter batiéndolo en una placa caliente. El truco con el budder consiste en batirlo delicada pero vigorosamente durante un largo período de tiempo mientras aún está caliente.
Ten en cuenta que la consistencia del concentrado es más un arte que una ciencia, y podrías tener que hacer varios lotes hasta conseguir la consistencia que buscas. Incluso si no tiene una consistencia perfecta, el concentrado será igual de potente y funcionará igual de bien.
Live resin o resina viva es un método de extracción vanguardista con ventajas muy interesantes para los consumidores tanto con fines recreativos como terapéuticos. La resina viva se produce con flores criogenizadas como material de partida. Esto se traduce en un perfil terpenoide mucho más rico y en un producto final más húmedo. Esta mayor concentración de terpenos no solo resulta en un sabor más profundo, también se traduce en una mayor variedad de beneficios para la salud.
El inconveniente del live resin es que hace falta un sofisticado equipo de laboratorio para llevar a cabo la congelación, y nitrógeno líquido almacenado a una temperatura de -196°C. Esto excluye la producción casera del live resin. Dadas las complicaciones adicionales del proceso de extracción, la resina viva suele ser más cara que otros extractos. Dicho esto, si el consumo de un concentrado rico en terpenos es una prioridad para ti, no vas a encontrar nada mejor.
El PHO es parecido al BHO, pero está hecho con propano, "Propane Hash Oil", (aceite al propano). Hacer PHO también tiene riesgo de combustión, pero se considera que el riesgo de contaminación en el PHO es menor que en el BHO. El PHO suele ser más barato que el BHO.
Para informarte mejor, consulta el apartado a continuación sobre cómo hacer BHO y PHO.
Si alguna vez has usado un vaporizador bolígrafo, probablemente has consumido aceite de CO₂. El aceite de CO₂ está arrasando en el mundo de la producción industrial de aceite de hachís: tiene muchas ventajas sobre otros métodos de extracción, como un proceso de extracción libre de contaminantes, una gran productividad y, lo más importante, la oportunidad de separar cannabinoides y terpenos diferentes durante el proceso de extracción. La extracción con CO₂ utiliza CO₂ supercrítico calibrado a diferentes temperaturas y presiones para aislar la combinación exacta de cannabinoides y terpenos que el extractor está buscando.
¿Qué pegas tiene? El principal inconveniente de la extracción con CO₂ es que requiere una maquinaria muy cara y mucha experiencia de laboratorio, lo que significa que este método de extracción está fuera del alcance de la mayoría de elaboraciones caseras.
Para obtener información más detallada, consulta nuestra sección a continuación sobre la extracción con CO₂.
Existen varios métodos para extraer los más de cien cannabinoides, terpenos y otros compuestos del cannabis. Mediante el uso de diversos solventes como butano, CO₂, propano o alcohol, se pueden obtener concentrados de diversas potencias y purezas. La mayoría de estos métodos requieren de conocimientos especiales y equipamiento de laboratorio. Los disolventes altamente inflamables, como el butano o el alcohol, pueden dar lugar a situaciones peligrosas para las que hará falta establecer ciertas medidas de seguridad. A continuación, analizamos los métodos de extracción más comunes.
El BHO es uno de los métodos de extracción más populares debido a su gran versatilidad y potencia. Con él se puede preparar shatter, wax, budder y honeycomb. El BHO es muy potente y puede alcanzar concentraciones de hasta un 90%.
El BHO se hace poniendo las flores de cannabis en un recipiente con algún tipo de malla o filtro en uno de sus extremos, por el que no puedan pasar los cogollos. A continuación, se introduce butano en el recipiente, que atraviesa la malla arrastrando consigo cannabinoides y terpenos. El butano es un hidrocarburo apolar, por lo que es ideal para recoger los cannabinoides y terpenos apolares, dejando atrás moléculas polares como la clorofila. Después de la filtración, la solución se coloca en un horno de vacío para que se evapore el butano, por medio de un proceso conocido como purga.
Un aspecto negativo del BHO es la posibilidad de que queden restos de butano en el producto final. No sabemos lo peligroso que puede ser inhalar gas butano, pero dos aditivos que se utilizan para diluirlo, el neopentano y el hexano, son conocidos por ser cancerígenos. Por lo general, el BHO extraído de forma profesional tiene un nivel de butano residual muy bajo.
Otro peligro del BHO es el riesgo de inhalar cera de cutícula vegetal. Todas las plantas están cubiertas de una fina capa de cera de cutícula, lo que, por ejemplo, hace que los pimientos tengan un aspecto reluciente. Cuando se fuma marihuana, esta cera se quema sin ningún peligro, pero cuando se vaporiza BHO, los científicos creen que forma unos depósitos llamados granulomas en los pulmones del consumidor. Algunos fabricantes de BHO eliminan esta cera mediante procesos como el desparafinado o el invernaje. Los peligros de los granulomas son en gran medida desconocidos. Dicho esto, muchos científicos creen que las altas temperaturas que se utilizan en el dabbing son suficientes para acabar con esta cera antes de que llegue a los pulmones.
Otro peligro del BHO es su proceso de extracción. Como demuestra tu mechero Bic, el butano es altamente inflamable, y algunos fabricantes caseros de BHO han volado sus cocinas. La extracción de BHO es un proceso peligroso que es mejor dejar a los expertos.
El último peligro del BHO es su potencia. Tras consumir este extracto, algunas personas experimentan un efecto parecido al del LSD. Otras tienen alucinaciones o se asustan. Con el BHO, es aconsejable empezar con una dosis baja e ir aumentándola.
Las desventajas de BHO se compensan en gran medida cuando procede de un profesional respetado. No recomendamos probar este método de extracción en casa, aunque si encuentras un BHO de alta calidad, sus beneficios podrían superar a los riesgos.
El aceite de hachís con propano (PHO) se hace de forma parecida al BHO, pero con propano en vez de butano. La extracción con propano exige mayor presión que la extracción con butano, lo que elimina una combinación diferente de materiales vegetales. Esto puede resultar en un extracto con menos cera de cutícula y en el que los terpenos estén mejor conservados. El propano hierve a una temperatura más baja que el butano, por lo que se necesita menos calor. Esto se traduce en un producto con una consistencia parecida al budder y, probablemente, con menos contaminantes. El propano es un poco más caro que el butano.
El PHO, al igual que el BHO, es peligroso de hacer en casa. El propano es altamente inflamable, y si el proceso de purga lo lleva a cabo una persona inexperta con herramientas no profesionales, podría causar una explosión.
El PHO produce un concentrado más variado y rico en terpenos pero con un efecto muy intenso en comparación con el BHO. La principal desventaja del PHO es que produce una consistencia menos variada que el BHO, así que lo más seguro es que obtengas budder. Aun así, si te apasiona ese sabor, el PHO es una excelente opción. Asegúrate de adquirirlo de una fuente fiable, igual que con el BHO. Ten en cuenta que muchos productores comerciales utilizan una combinación de butano y propano para la extracción.
En las extracciones con alcohol, la flor de cannabis se sumerge en alcohol, que filtra los cannabinoides y terpenos. La principal dificultad de las extracciones con alcohol es que las moléculas del alcohol son polares, lo que puede hacer que disuelva moléculas solubles en agua como la clorofila. La clorofila hará que el extracto tenga sabor a hierba, lo que es un gran inconveniente para muchos aficionados al dabbing.
Existen ciertos pasos para evitar esto. En primer lugar, decide si vas a utilizar alcohol isopropílico o etanol para la extracción. Nosotros recomendamos el etanol, porque no es tóxico ni tiene contaminantes.
Para reducir el riesgo de que se disuelva el material vegetal y aumentar la disponibilidad de las moléculas deseadas, descarboxila la hierba antes de comenzar (pero no la tritures). Esto se puede hacer colocando la marihuana en un recipiente para el horno y calentándola a 106-120°C durante 30-60 minutos. A continuación, mete el etanol y el cogollo, por separado, en el congelador. La extracción con alcohol a temperaturas bajas aumenta las probabilidades de extraer terpenos y cannabinoides en lugar de clorofila y otros materiales vegetales.
Cuando tu material haya alcanzado una temperatura de -17ºC, sácalo del congelador y cubre la hierba con unos 5-8cm de etanol. Remueve con cuidado para asegurarte de que todas las superficies estén bien cubiertas. Deja reposar durante 3 minutos, revolviendo de vez en cuando y, a continuación, cuela el material vegetal, dejando solo el alcohol. Es importante no dejar las flores de cannabis en remojo durante demasiado tiempo, ya que esto hará que el material vegetal no deseado se disuelva en el etanol. Seca los restos de material vegetal y utilízalo en otra extracción o para hacer cannabutter.
Ha llegado el momento de purgar el etanol. Esto se puede hacer con filtros profesionales, con la ayuda de unas mallas de entre 25 y 40 micrómetros, o con un simple filtro de café. Pon el material filtrado en una bandeja de Pyrex y cúbrelo con un poco de agua. Calienta la bandeja a 70-80ºC y deja que el solvente burbujee. Cuando desaparezcan las burbujas más grandes, vuelve a filtrarlo y repite todo el proceso. Pero esta vez espera hasta que dejen de salir burbujas pequeñas. Es posible que quieras repetir todo el proceso por tercera vez. Cuando hayas filtrado el agua de la última extracción, tendrás tu extracto listo.
Como puedes haber deducido de las instrucciones, este proceso se puede realizar de forma segura en casa. Pero recuerda que el etanol es un líquido altamente inflamable que debe almacenarse en un recipiente hermético y manejarse con cuidado. La creación de extractos con alcohol es un arte, y hay que calcular el tiempo con precisión. Puede que tengas que llevar a cabo varios intentos antes de hacerlo bien.
La extracción con CO₂ es una tecnología nueva que se está convirtiendo rápidamente en uno de los métodos más populares para la producción comercial de extractos de cannabis. La extracción con CO₂ da lugar a un producto limpio y de calidad, sin ninguno de los riesgos de contaminación del BHO y el PHO. La extracción con CO₂ también acaba con cualquier moho o bacteria del material crudo.
La extracción con CO₂ requiere herramientas caras y formación de laboratorio, y no es muy probable que se pueda llevar a cabo en casa. La forma más común de extracción con CO₂ se denomina extracción supercrítica, y consiste en manipular el CO₂ de modo que entre en un estado supercrítico en el que tenga las características de un líquido y un gas al mismo tiempo. La extracción con CO₂ subcrítico ocurre cuando el CO₂ se mantiene por debajo de los 31°C y permanece en forma líquida. Algunos productores afirman que este perfil de temperatura ayuda a conservar los terpenos.
La extracción con CO₂ supercrítico se utiliza en muchos sectores, por ejemplo, para descafeinar café y aislar aceites esenciales para la elaboración de perfumes. El CO₂ tiene algunas propiedades muy útiles que hacen que sea excelente como solvente para hacer extractos de cannabis: es muy abundante en la naturaleza, es uno de los compuestos apolares más seguros, entra en estado supercrítico sin superar los 32°C, por lo que preserva el perfil cannabinoide del cannabis, y su solubilidad cambia con la presión, permitiendo extraer una gran variedad de moléculas deseables de la planta.
Durante el proceso de extracción, el CO₂ gaseoso se presuriza y enfría en una cámara a -57°C para convertirlo en líquido. Cuando se recalienta, con un control adecuado de la presión, entra en estado supercrítico. Una vez que alcanza este estado, se bombea a través de las flores de cannabis, abriendo sus tricomas y capturando su valioso contenido. La solución supercrítica se bombea entonces en una tercera cámara en la que es sometida a varias temperaturas y presiones para fraccionar los diversos cannabinoides y terpenos en sus diferentes solubilidades. Por último, el CO₂ se bombea en una cuarta cámara, donde se le devuelve su estado gaseoso y se recicla con un proceso que se denomina "extracción de circuito cerrado".
La principal desventaja de la extracción supercrítica con CO₂, aparte de su coste y carácter profesional, es que este proceso puede destruir los terpenos. Algunos fabricantes llevan a cabo extracciones con CO₂ subcrítico y supercrítico, lo que supuestamente conserva los terpenos a la vez que mantiene la misma potencia y eficiencia del proceso supercrítico.
Como ya hemos mencionado, la flor o cogollo del cannabis es el material vegetal crudo de la planta, mientras que los concentrados son los tricomas separados y condensados con ayuda de calor, presión y, a veces, un disolvente.
Una de las principales diferencias entre las flores y los concentrados de cannabis es su potencia. Los concentrados siempre van a ganar en este aspecto, ya que solo contienen compuestos psicoactivos. Un shatter o rosin de alto grado puede oscilar entre un 50% y un 75% de THC. Asimismo, los extractos de CBD pueden ser CBD casi puro o una mezcla de CBD y THC. Gracias a los concentrados, los consumidores con fines recreativos se pueden colocar muchísimo con un solo dab o una única inhalación de su vaporizador.
El proceso de producción de concentrados a menudo destruye los cannabinoides y terpenos más delicados. Por ello, la flor del cannabis tiende a presentar un perfil aromático más rico. Las técnicas de extracción son las que mejor conservan los perfiles cannabinoides y terpenoides completos. El rosin también suele preservar bien el sabor.
Al igual que con las flores crudas, deberás almacenar tus concentrados de forma adecuada para preservar su calidad. La forma de almacenar concentrados estará determinada por la cantidad de tiempo que quieras conservarlos.
Una buena opción de almacenamiento a corto plazo es simplemente envolver el concentrado en papel pergamino y ponerlo en un sitio fresco, seco y oscuro. Este sistema funciona bastante bien, aunque no es hermético, por lo que tus concentrados podrían perder humedad y endurecerse con el tiempo.
Si ves que los restos de tu concentrado se han pegado al papel pergamino, mételos al congelador durante unas horas hasta que se desprendan.
Un recipiente de silicona es ideal para almacenar cualquier cantidad de concentrado que vayas a consumir en menos de una semana. Solo tienes que colocar el concentrado envuelto en papel pergamino dentro del recipiente de silicona. Con este tipo de almacenamiento a corto plazo, también es importante que conserves tus concentrados en un lugar fresco y oscuro.
Los recipientes de vidrio son estupendos para cualquier situación en la que necesites almacenar un concentrado durante más de una semana. Coge el concentrado envuelto en papel pergamino, como antes, y guárdalo en un frasco de vidrio hermético. Pon el frasco en un lugar fresco, seco y oscuro. Esto te permitirá conservar la humedad, consistencia y composición del concentrado.
Si el concentrado es demasiado pegajoso para envolverlo en el papel pergamino, consigue un frasco de vidrio de borde ancho y guarda en él el concentrado directamente.
Algunas personas podrían plantearse la posibilidad de congelar sus concentrados. No es mala idea si quieres almacenar tu concentrado a largo plazo, pero podría dañar el nivel de humedad y la calidad. Si decides congelar el concentrado, envuélvelo en papel pergamino, y mételo en una bolsa de plástico hermética y en un frasco de vidrio. Descongélalo por completo antes de consumirlo. Las tinturas con base de alcohol deben refrigerarse.
Ha llegado el momento de la verdad: es hora de consumir los concentrados. Como verás, hay tantas formas de consumir concentrados como formas de consumir flores de cannabis, y probablemente muchas más. Empecemos con las más comunes: como con un bong o una pipa.
A muchos consumidores les gusta añadir bolitas de hachís, extractos o kief a sus canutos. Esto es lo que a veces se denomina "twaxing". Algunas personas fuman concentrados con un bong, con o sin cogollo. Otras preparan "moonrocks" empapando un cogollo de cannabis en aceite y cubriéndolo de kief. Estas moonrocks no deben triturarse, se parten en trozos pequeños que se fuman.
Los concentrados también se pueden fumar con una pipa especial para concentrados o "hash pipe". A pesar de su nombre, estas pipas también se pueden usar con extractos como el BHO. Con una pipa de hachís, lo único que necesitas es un filtro y un mechero.
Aunque son parecidas a las pipas tradicionales, las hash pipes suelen ser un poco más resistentes al calor, ya que deben alcanzar temperaturas más altas para vaporizar los concentrados. Pueden estar hechas de diversos materiales, como madera, metal, vidrio, acrílico o esteatita.
Las pipas de hachís tradicionales de Oriente Medio y la India suelen estar talladas con motivos elaborados. Debido a su bajo precio, las pipas de hachís son un buen punto intermedio entre el twaxing y el dabbing, ya que permiten disfrutar de los sabores y efectos de los concentrados sin el coste y las complicaciones adicionales de comprar/usar un vaporizador o un rig para dabs.
Las tinturas de cannabis son alcohol infusionado con marihuana. Las tinturas son muy populares para el consumo de cannabis con fines medicinales porque son discretas y permiten tomar dosis exactas. Lo que aportan en eficiencia médica lo pierden en diversión, sociabilidad y sabor, por lo que no son para todo el mundo.
Para elaborar una tintura, descarboxila la hierba, envuélvela en una estopilla y métela en un frasco con el alcohol que prefieras. Deja que repose varias semanas, agitando de vez en cuando. Cuando esté lista, retira la estopilla y las flores de cannabis y disfruta de tu tintura.
Un método alternativo conocido como "Master Wu's Green Dragon" consiste en seguir los mismos pasos, pero en lugar de dejar reposar la solución durante unas semanas, se introduce el frasco en un baño de agua caliente a 77°C durante 20 minutos. Esto hará que la infusión ocurra de forma inmediata.
Si ya tienes tu tintura, vas a necesitar una botella de vidrio ámbar con gotero. Las tinturas se pueden consumir de varias formas: añadiéndolas a los alimentos o colocando unas cuantas gotas debajo de la lengua. Esta zona contiene vasos sanguíneos importantes bajo una fina capa de piel, y al exponerlos a los cannabinoides y terpenos, se consigue una acción inmediata.
Además de para dabbear, vaporizar y fumar, los concentrados de cannabis se pueden utilizar para hacer comestibles. Para ello, calienta el concentrado con mantequilla o aceite de coco y utiliza la mezcla resultante para preparar tu plato favorito.
Ten en cuenta que los concentrados menos sólidos, como el budder o el wax, se mezclan mejor con la grasa y se distribuyen de manera más uniforme en la comida. Añadir un concentrado a tus alimentos es una estupenda forma de darle un toque especial a tus platos favoritos. El inconveniente es que no disfrutarás del perfil aromático del concentrado.
Aunque los amantes de los concentrados podrían mirarte de forma extraña cuando mezcles tu BHO con mantequilla, la utilización de extractos de cannabis para hacer comestibles es una práctica muy frecuente. Pero acuérdate de prestar especial atención a las dosis, ya que los extractos son mucho más fuertes que las flores.
Otro método consiste en espolvorear kief en tu té o café. El kief es tan fino que el calor de la bebida liberará todos los cannabinoides que necesitas. Una excelente forma de añadir algo extra a tu bebida cada mañana.
Otra popular forma de consumir concentrados de cannabis es la vaporización, que consiste en calentar una sustancia (ya sea flores o concentrado) a una temperatura en la que sus compuestos empiecen a hervir y a "vaporizarse". De esta forma, el consumidor evita la combustión que expone su cuerpo a sustancias químicas nocivas.
Tradicionalmente, los vaporizadores eran grandes dispositivos de mesa que tenían que estar constantemente enchufados a una fuente de energía mientras se usaban. Aunque estos vaporizadores siguen estando disponibles, están siendo rápidamente sustituidos por "vaporizadores bolígrafo" portátiles. Estos dispositivos se suelen cargar a través de un puerto USB y ofrecen una forma discreta de disfrutar de los concentrados.
Cuando aparecieron en el mercado, los vaporizadores eran muy caros. Pero gracias a las nuevas tecnologías, ahora muchos modelos portátiles son bastante asequibles. Inicialmente, los vaporizadores portátiles solo se podían utilizar con concentrados extraídos con solventes, como BHO y CO₂, pero hoy en día, muchos modelos se pueden usar con varios concentrados, bubble hash incluido.
El dabbing consiste en colocar el concentrado de cannabis en una superficie caliente en la que se vaporiza, y después se inhala. El dabbing produce un efecto fuerte y rápido, aunque su calidad e intensidad se pueden controlar hasta cierto punto variando la temperatura.
El dabbing se realiza con un rig para dabs. Este rig debe tener unos elementos necesarios: en primer lugar, un clavo de vidrio o metal, que se calienta y se aplica al concentrado. También hace falta una manera de calentar el clavo. Esto se puede conseguir con un mechero soplete o comprando un clavo electrónico, que se caliente de forma automática.
Además, se necesita una pipa de agua. La "cazoleta" de vidrio, que en una vida anterior hubiese contenido las flores del cannabis, se sustituye por un accesorio para dabbing. Este accesorio incluye una cúpula. También existen rigs "sin cúpula" (domeless), e incluyen una pieza que combina las funciones de la cúpula y el clavo.
Por último, se necesita un dabber. Una herramienta de vidrio, cerámica o metal que se utiliza para recoger el concentrado.
Calienta el clavo, con el soplete o electrónicamente. Coge un poco de concentrado con el dabber. Sujeta el dabber, por el lado del concentrado, dentro de la cúpula. Aplica el clavo caliente al concentrado. Si lo haces bien, verás una nube de vapor blanco saliendo del concentrado y acumulándose en el interior de la cúpula. Inhala y disfruta del dab.
El primer uso que se hizo de los concentrados fue, probablemente, en la antigua China, ya que los chinos comenzaron a consumir aceite de cannabis para cocinar y como medicamento alrededor del 6.000 a.C. Pero uno de los usos de concentrados más famosos tuvo lugar en el norte de la India, con la aparición del hachís.
El primer registro de la existencia del hachís data del año 1.123 d.C en Egipto. El hachís también se menciona en Las mil y una noches, en relatos como "La historia del comedor de hachís de Bakoun".
El hachís llegó a Europa en el siglo XVIII, y el naturalista Gmelin escribió sobre sus propiedades medicinales en 1777. Llegó a la vez que la flor del cannabis y, durante un tiempo, hubo cierta confusión sobre la relación entre ambos. Samuel Hahnemann, el fundador de la homeopatía, fue uno de los grandes aficionados a la planta, y redactó una "demostración" de sus efectos en 1811.
Mientras tanto, la intelectualidad europea comenzó a experimentar con el consumo recreativo de hachís. La élite literaria parisina fundó el Club des Hashischins, una sociedad dedicada al consumo de hachís y otras drogas. Algunos de sus miembros fueron el Dr. Moreau de Tours, Charles Baudelaire, Théophile Gautier, Alexandre Dumas, Honoré de Balzac y Victor Hugo. El hachís comenzó a aparecer en la literatura francesa, como en Los paraísos artificiales de Baudelaire.
El período entre 1880 y 1900 fue el punto álgido del consumo de hachís en occidente con fines médicos. Se utilizaba como anestésico, y era un tratamiento muy común para la dismenorrea, el insomnio, la tos ferina, el asma y las migrañas. El consumo de hachís para estos trastornos se redujo con el desarrollo de otros medicamentos más selectivos.
El consumo de hachís con fines tanto terapéuticos como recreativos siguió cayendo en el siglo XX. Con la Convención Única sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas de 1961, el hachís fue prohibido a nivel mundial, y su consumo entró en un período de hibernación.
Mientras tanto, se preparaba un nuevo tipo de concentrado. En la década de los 70, hizo su aparición el aceite de hachís, con la primera aplicación de la tecnología de extracción del cannabis. Estos primeros extractos tenían un nivel mucho más alto de THC que el hachís tradicional. El aceite de hachís fue el protagonista de los dramas políticos estadounidenses de los años 70, cuando la CIA intentó utilizar este "cannabis líquido" para controlar mentes como parte de su proyecto MK Ultra, y La hermandad del amor eterno quiso pasar de contrabando aceite de hachís procedente de Kabul, para liberar las mentes de las masas americanas.
Desde entonces, la tecnología de extracción de cannabis ha avanzado a pasos agigantados. En 1999, Erowid publicó su "Hash Honey Oil Technique", que puede haber sido la primera descripción de la extracción con butano que apareció en internet. En 2005, Cannabis Culture entrevistó a un canadiense que se hacía llamar Budderking. Este hombre presentó una técnica para producir budder, una singular forma de extracto que ahora es uno de los concentrados más populares que existen. También introdujo una versión temprana de lo que llegaría a convertirse en un rig para dabs.
En 2010, los productos de aceite de hachís aparecieron en la High Times Cannabis Cup, con el aumento de su popularidad en los dispensarios de todo el mundo. Desde entonces, las tecnologías de extracción se han vuelto más sofisticadas, y el wax, sap y shatter ya forman parte de la cultura del cannabis.
El mundo de los concentrados es muy amplio y puede resultar algo confuso, pero también es muy interesante: es una forma única de experimentar el cannabis, y combina la historia antigua con dispositivos modernos. Como ocurre con cualquier actividad, siempre compensa mantenerse informado. Esperamos que esta guía te ayude a avanzar en esa dirección.