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Lejos de ser un ingrediente para ensaladas, la lechuga silvestre produce una especie de látex viscoso muy apreciado por su subidón psicoactivo y su efecto única sobre el sistema nervioso central. El ser humano ha utilizado esta planta durante cientos e incluso miles de años en sistemas culturales de todo el planeta. Sigue leyendo y descubre todo lo que hay que saber de esta fascinante especie vegetal, como dónde encontrarla en la naturaleza.
La lechuga silvestre tiene varios nombres, como Lactuca virosa, lechuga montés y opio de lechuga. Esta planta bienal pertenece al mismo género que la lechuga de la ensalada (Lactuca sativa), pero sus usos tradicionales son otros. Mientras que una es una fuente tierna de nutrición, la otra se utiliza principalmente como hierba holística.
La lechuga silvestre produce un látex conocido como lactucarium. El término "lactuca" significa "extracto lechoso". Esta sustancia blanca y de sabor amargo supura de las hojas de la planta cuando se rasgan o cortan, y rápidamente se vuelve marrón al quedar expuesta al aire. Los informes comparan el olor de esta materia pegajosa con el del opio de la adormidera Papaver somniferum.
El lactucarium contiene diversos fitoquímicos que podrían contribuir al efecto general de la lechuga silvestre. La lactucina constituye alrededor del 0,2% de su savia. Esta molécula se solidifica en forma cristalina tras su extracción, y pertenece a un grupo de sustancias químicas conocidas como lactonas sesquiterpénicas. Un conocido agonista del receptor de adenosina, la lactucina podría ser la responsable del efecto relajante y calmante de la lechuga silvestre.
El caucho, el manitol y el lactucerol forman alrededor del 50% del lactucarium. La lactocrina, un material neutral e insoluble, constituye el grueso de la sustancia.
La lechuga silvestre crece de forma natural en las regiones costeras de Gran Bretaña. Más concretamente, en el sudeste y este de Inglaterra. También crece en abundancia en la Europa central y meridional. Y un poco más lejos, en Pakistán, la India, Irán y Australia.
El ser humano introdujo esta especie en América del Norte, donde ahora crece en California, Iowa, Alabama, Washington y otras zonas.
Esta planta prefiere los entornos acuosos y a menudo se encuentra floreciendo a lo largo de los ríos. La lechuga silvestre tiene un color verde intenso y puede medir entre 60 y 200cm de altura. Quienes deseen identificar esta planta en la naturaleza podrán hacerlo fijándose en sus hojas, que son alargadas y lanceoladas con los bordes serrados.
El envés de estas hojas está cubierto de pelos pequeños a lo largo de la vena principal. Las hojas inferiores tienen una longitud de unos 25cm, mientras que las más jóvenes de la parte superior son bastante más pequeñas.
La lechuga silvestre es aún más fácil de reconocer durante el otoño, cuando empiezan a desarrollar unos pimpollos amarillos. Estas flores tienen un tono pálido y se parecen a los dientes de león, con cada inflorescencia compuesta de entre 6 y 12 flores. La savia de color blanco lechoso es otro rasgo clave de la lechuga silvestre. Cuando se rasga o corta con un cuchillo, el tallo comienza a supurar el lactucarium de inmediato.
Los informes indican que el consumo de lechuga silvestre se remonta al antiguo Egipto. En la antigua China también se utilizaba el jugo de esta planta como un remedio tópico, y con sus flores y semillas se elaboraban preparados líquidos.
Más recientemente, los médicos del siglo XIX empleaban la lechuga silvestre cuando consideraban innecesario el uso del opio y otros estupefacientes para calmar la garganta, favorecer una buena noche de sueño o tranquilizar los nervios. La lechuga silvestre también tiene un lugar en la naturopatía, un sistema basado en el uso de sustancias naturales, como un extracto llamado tridassa.
La lechuga silvestre ha acaparado la atención de etnobotánicos, psiconautas y personas que tienen un interés especial en los efectos psicoactivos de las plantas. Las moléculas activas de su savia parecen inducir un efecto calmante, adormecedor y relajante del cuerpo.
Los consumidores de lechuga silvestre suelen usar esta hierba para relajarse tras un largo día de tensiones y exigencias. La lechuga silvestre puede ayudar a disfrutar de un sueño reparador con sus efectos únicos. Quienes desean calmar los nervios y acallar la mente, también recurren a menudo a esta planta. Además, la lechuga silvestre favorece una menstruación regular y posee fuertes cualidades antibacterianas.
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