Existen tres tipos de cannabinoides: los que genera el cuerpo, los que producen las plantas y los creados en laboratorio. Muchos de estos últimos (llamados cannabinoides sintéticos) pueden ser sumamente peligrosos e incluso letales. Aquí tienes todo lo que debes saber sobre la marihuana sintética y natural, y por qué es importante distinguirlas.
En el lado de la ley, existen formas de CBD y THC sintéticas que se elaboran y se venden legalmente como productos farmacéuticos o para la salud. Y en el otro extremo del espectro se encuentran sustancias sintéticas ilícitas como el cannabinoide K2, también conocido como Spice, que es hasta 100 veces más potente que el THC, muy peligroso y se sabe que causa problemas graves de la salud e incluso la muerte (Groth, 2023).
Para el consumidor promedio de cannabis, existe una regla general muy sencilla: la mayoría de los cannabinoides producidos de forma sintética son problemáticos. Si te preocupa tu salud, lo mejor es evitarlos. Con eso en mente, vamos a ver las diferencias entre el cannabis natural y el sintético, y qué significa esto para los consumidores.
Hay varias formas de sintetizar los cannabinoides, esas estructuras químicas que se unen o influyen en los receptores cannabinoides del cuerpo humano.
En la planta de marihuana se han identificado más de 100 fitocannabinoides naturales, entre ellos el CBD y el THC. A medida que la legalización continúa avanzando a nivel global, cada vez se realizan más estudios sobre los cannabinoides, tanto por separado como en conjunto.
Otra forma de crear cannabinoides es en un laboratorio. Ya existen más de 300 cannabinoides sintéticos, y esta cifra sin duda irá en aumento. Aunque algunos consumidores creen que estas sustancias (que a veces son legales) son “más seguras” que los cannabinoides naturales, no hay nada más lejos de la realidad, como explicaremos a continuación.
Por último, debemos señalar que los cannabinoides también son sintetizados por el cuerpo humano. Los endocannabinoides como la anandamida y el 2-araquidonoilglicerol se producen para modular varios procesos fisiológicos a través del sistema endocannabinoide (SEC) y sus receptores.
Aunque algunos fitocannabinoides son capaces de estimular o influir en los receptores y enzimas del SEC en mayor grado que nuestros propios endocannabinoides, las características de la marihuana natural implican que nunca se pasan de la raya.
Los dos principales receptores cannabinoides del cuerpo (CB1 y CB2) son fundamentales para este que mantenga su equilibrio dinámico (también conocido por su nombre científico de homeostasis). Repartidos por todo el cerebro y el cuerpo, estos receptores funcionan mediante un principio parecido al del cerrojo y la llave. Si la estructura química del cannabinoide coincide con el “cerrojo” del receptor, actuará como una llave que hará que el receptor responda.
Este mecanismo es el que impide al cuerpo procesar cantidades excesivas de cannabinoides, y que se produzcan sobredosis letales cuando se consumen cannabinoides naturales. Sin embargo, en la marihuana sintética, a estos cannabinoides se les da una forma general que les permite “abrir a la fuerza” el cerrojo y estimular los receptores hasta un punto perjudicial e incluso peligroso.
La marihuana natural y sintética son muy distintas, y es importante conocer sus principales diferencias. A continuación ofrecemos una descripción general de cada categoría, seguida de algunos ejemplos de cannabinoides naturales y sintéticos.
Las dos formas de “marihuana natural”, o más exactamente, “cannabinoides naturales”, son los fitocannabinoides y los endocannabinoides. Tanto los endocannabinoides como los fitocannabinoides influyen en los receptores cannabinoides y enzimas del cuerpo, causando distintos efectos. Sin embargo, a diferencia de los cannabinoides sintéticos, los naturales no sobreestimulan los receptores cannabinoides hasta el punto de ser peligrosos. Los endocannabinoides no se pueden consumir, y solo ejercen sus efectos cuando son producidos de forma natural por el cuerpo.
Cualquier cannabinoide extraído de la planta de marihuana se considera un fitocannabinoide natural. Algunos ejemplos son:
Los dos principales endocannabinoides naturales producidos por el cuerpo humano son la anandamida (AEA) y el 2-araquidonoilglicerol (2-AG).
Aunque son diferentes, tanto los cannabinoides sintéticos como los naturales estimulan los receptores del sistema endocannabinoide, sobre todo los CB1. Al fin y al cabo, nos colocamos estimulando nuestros receptores CB1; por lo que si los cannabinoides sintéticos no se unieran a estos receptores, no nos interesaría comprarlos como sustitutos del cannabis. De hecho, sería más correcto denominar los cannabinoides sintéticos como “agonistas de los receptores cannabinoides”.
En lugar de crearse a partir de compuestos derivados del cannabis, los cannabinoides sintéticos se fabrican con ayuda de otras sustancias y procesos químicos; algunos de los cuales son más fiables que otros desde el punto de vista científico. En el caso de los productos farmacéuticos aprobados por los gobiernos, el objetivo es imitar la acción medicinal de los cannabinoides de la manera más segura posible, a la vez que se reducen los riesgos de que produzcan efectos perjudiciales. Para evaluar la seguridad de estos productos, se someten a unos rigurosos ensayos clínicos. Con el cannabis sintético que se vende en la calle, las probabilidades de sufrir efectos adversos son mucho más altas, dado que no se analiza en un laboratorio.
Sin embargo, incluso las farmacéuticas han descubierto que puede ser peligroso modificar los cannabinoides para conseguir ciertos efectos. El Rimbonant era un medicamento cannabinoide creado para reducir el apetito, pero provocaba pensamientos suicidas en los pacientes, por lo que fue retirado del mercado alrededor de 2009.
Los cannabinoides sintéticos que se producen en un entorno no farmacéutico, sin controles básicos de calidad, pueden ser más peligrosos e incluso letales.
Los cannabinoides sintéticos se suelen dividir en las siguientes categorías (Presley et al., 2013):
Otro tipo de agonista de los receptores cannabinoides producido de forma artificial es la oleamida, normalmente se utiliza en la fabricación de plásticos (“cannabinoides sintéticos y perfil de la droga «Spice»”).
La oleamida, la metanandamida y otros cannabinoides sintéticos están estructuralmente relacionados con el endocannabinoide anandamida de nuestro cuerpo.
Además, los cannabinoides sintéticos son casi siempre “aislados”, es decir, consisten en una única sustancia química que estimula al máximo los receptores cannabinoides del cuerpo. A veces, estos compuestos se sintetizan a partir de parte de una molécula de THC, y luego se modifican más en un laboratorio. Sin embargo, la mayoría de las formas de cannabis sintético nunca entran en contacto con los cannabinoides naturales.
Al ser sustancias artificiales, no hay forma de que los consumidores sepan qué otros productos químicos se han utilizado para crear la marihuana sintética que se vende en la calle. Estas sustancias a menudo se mezclan o se rocían sobre las plantas y hierba para que parezcan productos naturales.
Muchos productos de marihuana sintética están diseñados intencionadamente para evitar las restricciones legales sobre el cannabis, y a veces se comercializan como “no aptas para el consumo humano”. El K2, por ejemplo, se vendía originalmente como una especie de “popurrí” o “incienso” que no estaba destinado al consumo humano. Pero, obviamente, la gente sabía qué hacer con este producto una vez que lo tenían en casa. Los cannabinoides sintéticos que se encuentran en este tipo de productos a menudo tienen un efecto más potente (y posiblemente más abrumador) sobre los receptores cannabinoides del cuerpo.
Desde principios de este siglo, las autoridades europeas han descubierto más de 142 cannabinoides sintéticos. Pueden encontrarse incluso en artículos como gominolas y productos para vapear haciéndose pasar por CBD o THC naturales.
Aquí tienes algunos nombres y marcas asociadas a cannabinoides sintéticos ilícitos y, a menudo, peligrosos:
Aviso: Estos nombres pueden cambiar, y no debes suponer que sabes qué sustancias vas a consumir basándote en su nombre coloquial.
Ahora que ya conoces los fundamentos del cannabis natural y sintético, es hora de analizar estos productos más al detalle.
Los cannabinoides sintéticos son agonistas de los receptores cannabinoides (lo que significa que se unen a ellos). Sin embargo, no son idénticos a los cannabinoides naturales desde el punto de vista químico. La mayoría de los sintéticos son solubles en grasa y están formados por entre 22 y 26 átomos de carbono. La mayoría también contiene lo que se conoce como una “cadena lateral”, que presenta de cuatro a nueve átomos de carbono saturados. Se cree que la afinidad de unión óptima con los receptores CB1 es de entre 5 y 8 átomos de carbono, y cualquier cantidad superior reducirá su actividad (“Why does alkyl chain length matter”, 2020). No sabemos mucho más sobre la farmacología (y toxicidad) de los cannabinoides sintéticos, ya que se han realizado muy pocos estudios oficiales sobre el tema.
Los cannabinoides naturales, por otro lado, suelen tener 21 átomos de carbono, aunque no siempre. La longitud de su cadena lateral también puede variar bastante. Sin embargo, esta variación se encuentra dentro de un marco que evita que se produzcan efectos graves.
En resumen, los cannabinoides sintéticos están especialmente diseñados para que sus efectos vayan mucho más allá de los de los cannabinoides naturales que están presentes en la planta de marihuana. Y como resultado, pueden causar daños graves a tu sistema endocannabinoide y, por lo tanto, a tu salud.
Los cannabinoides naturales se consumen desde hace mucho tiempo con fines holísticos o religiosos además de para relajarse. Dicho esto, los cannabinoides como el THC también se consumen con fines recreativos.
Los cannabinoides sintéticos se crearon originalmente para imitar a los cannabinoides naturales con fines médicos, especialmente cuando la marihuana era ilegal en todas partes.
El mercado actual de cannabinoides sintéticos fue creado en gran parte por productores que querían comercializar sus productos de forma legal (incluso en lugares donde la marihuana ya está permitida), pero a los que no les importaba la seguridad ni la salud humana. La mayoría de los cannabinoides sintéticos están hechos para fumarse, aunque también es posible encontrarlos en productos comestibles, como caramelos. Las gominolas con cannabinoides sintéticos son cada vez más habituales. Estas sustancias sintéticas también se pueden vapear, pero el método de consumo más frecuente es fumar un material vegetal al que se han añadido cannabinoides sintéticos.
Algunos de estos compuestos artificiales se han creado en laboratorios para que imiten a los cannabinoides naturales con fines terapéuticos. En EE.UU., la FDA ha aprobado las siguientes sustancias cannábicas sintéticas que solo están disponibles con receta médica: Marinol (dronabinol), Syndros (dronabinol) y Cesamet (nabilona) (“FDA and cannabis: Research and drug approval process”, 2020). Estos fármacos solo se consumen en determinadas circunstancias médicas y no se recetan de forma general.
Salvo que se hayan fabricado adecuadamente en un laboratorio farmacéutico que los haya certificado para consumo médico, todos los cannabinoides sintéticos deben considerarse potencialmente peligrosos. Además, muchos se mezclan con otras sustancias químicas o drogas peligrosas. En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos ha descubierto que estos productos contienen incluso un veneno para ratas llamado brodifacoum, que supuestamente se añade para “ampliar” sus efectos.
La mejor política de seguridad es evitarlos por completo. No están regulados por ninguna autoridad sanitaria y, en general, se producen únicamente con fines de lucro por parte de empresas a las que no les importa tu salud.
En cambio, la marihuana natural tiene un perfil de seguridad mucho menos preocupante, a pesar de que el carácter embriagador de la hierba puede aumentar el riesgo de que se produzcan accidentes de tráfico, y causar efectos graves y a largo plazo en la salud.
La respuesta corta es sí. Las drogas sintéticas producidas fuera del sistema legal casi siempre son peligrosas. Uno de los principales problemas es que los fabricantes comercializan sus productos para que parezcan legales.
Se han encontrado cannabinoides artificiales en comestibles (como caramelos), hachís sintético y, por supuesto, en e-líquidos prefabricados. Se sabe que la marihuana sintética que se consume con fines recreativos puede tener efectos sumamente perjudiciales.
Aunque no es una lista exhaustiva, estos son algunos de los efectos secundarios supuestamente causados por los cannabinoides sintéticos:
Algunos cannabinoides sintéticos pueden usarse como tratamiento médico para mejorar la salud. Por ejemplo, podemos mencionar fármacos legales como el Sativex, que se puede producir a partir de cannabinoides naturales o sintéticos, el Epidiolex, que está hecho únicamente de CBD o sus equivalentes sintéticos, y Cesamet (también conocido como nabilona), que está aprobado para combatir trastornos del movimiento como el Parkinson.
Sin embargo, muchos pacientes prefieren medicarse no solo con cannabinoides naturales, sino también con varios cannabinoides y compuestos de la planta de cannabis, en lugar de formas aisladas.
La mejor manera de garantizar que tu marihuana sea natural y no contenga aditivos químicos es cultivarla en casa. Pero esto también puede ser peligroso si vives en un país donde esa práctica es todavía ilegal. Aun así, cultivar una o dos plantas pequeñas podría ser más seguro que arriesgar tu salud con el cannabis sintético que venden personas de poca confianza. ¡Ten mucho cuidado!
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