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Las variedades fotoperiódicas y autoflorecientes se diferencian en varios aspectos. Las auto crecen con mucha rapidez y son más fáciles de cultivar. Las fotodependientes, por su parte, producen cosechas abundantes pero son difíciles de manejar. ¿Cuál es mejor para ti?
El cannabis es una planta muy compleja. Esta especie produce más de 100 cannabinoides, más de 200 terpenos, y muchas otras sustancias químicas interesantes. Las proporciones de estas moléculas pueden ser distintas en función de la variedad, e incluso entre plantas de un mismo grupo. El alto número de especímenes disponibles en el mercado contribuye aún más a esta complejidad. Hay alrededor de 800 variedades conocidas, pero es probable que existan muchas más.
Estos especímenes se derivan de genéticas autóctonas procedentes de diferentes zonas del planeta. Los criadores seleccionan estas plantas para su hibridación en función de determinados rasgos deseables. Debido a su adaptación evolutiva, las variedades autóctonas han desarrollado unas diferencias genéticas extraordinarias. Y una de ellas se da entre genéticas fotoperiódicas y autoflorecientes.
Estos rasgos alteran el período de floración y la dificultad de cultivo de estas variedades, además de otros aspectos. Decidir entre variedades fotoperiódicas y autoflorecientes es una de las primeras cosas que debes hacer mucho antes de colocar las semillas en el suelo. En este artículo, analizamos las principales características de ambos tipos de cannabis, y vemos los pros y los contras de cada uno de ellos para descubrir cuál es el más adecuado para ti.
La principal diferencia entre las variedades fotoperiódicas y autoflorecientes es la forma en que empiezan a florecer. La fase vegetativa es la primera etapa importante del ciclo de vida de las plantas, y se produce tras una breve fase de plantón. Durante ella, las plantas están ocupadas consumiendo nutrientes, expandiendo su sistema de raíces, y desarrollando hojas grandes en forma de abanico.
Después de la etapa vegetativa, las plantas empiezan a producir flores. Estas estructuras albergan unos tricomas glandulares que generan cannabinoides y terpenos muy valiosos.
El cannabis es una planta anual, lo que significa que crece a partir de semillas, madura, y muere en una sola temporada. Las plantas fotoperiódicas y autoflorecientes detectan los cambios estacionales de forma diferente. Esto es así porque han evolucionado y se han adaptado a entornos distintos.
El término "fotoperiódico" se refiere al tiempo de exposición a la luz. Estas variedades empiezan a florecer cuando cambia el ciclo de luz, una respuesta completamente natural. En exterior, esto ocurre cuando el verano da paso al otoño y los días se acortan. En el interior, son los cultivadores quienes inician la floración reduciendo la cantidad de luz que reciben sus plantas. Las variedades fotodependientes tardan más en llegar a la cosecha, pero a menudo ofrecen una producción mucho más grande y tienen un contenido mayor de cannabinoides.
En contraposición, las variedades autoflorecientes no necesitan un cambio en el ciclo de luz para iniciar la floración, ya que están programadas genéticamente para florecer después de cierto tiempo. Las plantas autoflorecientes tienen un crecimiento rápido y son fáciles de cultivar. Son mucho más pequeñas que la mayoría de las variedades fotoperiódicas, y por lo tanto, producen cosechas menos abundantes.
Las variedades tanto fotoperiódicas como autoflorecientes poseen una larga lista de ventajas y algunos inconvenientes. Se diferencian en varias cosas, como la rapidez, las cosechas, la dificultad, e incluso el aspecto. Sin embargo, ambas son capaces de producir cogollos de calidad.
Veamos las diferencias que existen entre estos dos tipos de cannabis.
Las variedades autoflorecientes son las preferidas de los cultivadores que quieren tener una marihuana de calidad lo antes posible. Son muy apreciadas por el poco tiempo que tardan en pasar de la siembra a la cosecha. Su tamaño pequeño también las hace ideales para el cultivo interior discreto y las plantaciones de guerrilla al aire libre. Consulta la lista de más abajo para ver sus características con más detalle. Si te gustan, echa un vistazo a nuestro top 10 de semillas autoflorecientes.
top 10 de semillas autoflorecientes
Todos los híbridos autoflorecientes tienen genes de una subespecie de cannabis llamada ruderalis. La marihuana ruderalis es originaria de Europa oriental y Asia central, y por lo tanto, ha evolucionado con un período vegetativo mucho más corto que el de sus compañeras fotodependientes índica y sativa. Las plantas ruderalis germinan, crecen y florecen antes de la primera helada. Las variedades autoflorecientes, en general, van de la siembra a la cosecha en un plazo de entre 8 y 12 semanas. Este rasgo es especialmente útil para cultivadores que buscan discreción y productores comerciales que necesitan una respuesta rápida.
Las plantas autoflorecientes no necesitan muchos nutrientes, pero sí una mezcla de suelo bien aireada. Añade perlita al medio de cultivo para garantizar un flujo de aire adecuado.
Las variedades ruderalis puras son las más pequeñas de las tres subespecies. Desarrollan muy pocos puntos de floración y tienen un nivel bajo de cannabinoides. Producen hojas pequeñas con tres dedos principales y dos minúsculos que crecen en dirección contraria. Las ruderalis puras solo se cultivan para la cría.
Los criadores cruzan variedades fotoperiódicas de calidad con genes ruderalis para proporcionarles la cualidad autofloreciente. Estos híbridos suelen alcanzar entre 60cm y 1m de altura. Sin embargo, algunas variedades pueden llegar a los 130cm. Son plantas robustas y compactas, y muchos cultivadores deciden usar métodos de entrenamiento de bajo estrés para alterar su forma y fomentar el crecimiento lateral.
La rapidez y facilidad de cultivo tienen un precio: las cosechas autoflorecientes suelen ser menores que las que se consiguen con variedades fotoperiódicas. Las plantas auto también heredan la productividad reducida. Pero no todo van a ser malas noticias; se pueden obtener cosechas interiores de unos 400g/m². Su tamaño pequeño también significa que se pueden cultivar muchas más plantas en un espacio determinado.
Las variedades autoflorecientes son fáciles de cultivar. Muy fáciles. Los climas fríos e inhóspitos han hecho de las ruderalis unos ejemplares muy resistentes, por lo que toleran muy bien los errores de los principiantes. Las auto son muy vigorosas y difíciles de matar. A menudo crecen de forma natural en suelos con pocos nutrientes. Esta particularidad hace que sean ideales para cultivadores novatos.
Las variedades fotoperiódicas superan a las autoflorecientes en cuanto a tamaño y productividad. Son un poco más complicadas de cultivar, pero el trabajo extra merece la pena. Descubre los rasgos de las variedades fotoperiódicas a continuación y, si te gustan, echa un vistazo a nuestro top 10 de semillas fotodependientes feminizadas.
TOP 10 de semillas fotodependientes feminizadas
Las variedades fotoperiódicas son ligeramente más difíciles de cultivar que las autoflorecientes, principalmente porque requieren de un cambio en el ciclo de luz para empezar a florecer. También son mucho más altas y necesitan más cuidados, como podas o técnicas de entrenamiento.
Sin embargo, los cultivadores tienen un mayor control sobre las cepas fotoperiódicas. Estas plantas pueden tener un crecimiento vegetativo indefinido siempre que reciban al menos 18 horas de luz al día. Esto permite que los cultivadores de interior tengan ejemplares enormes antes de cambiar el ciclo luminoso a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad para empezar la fase de floración.
De forma alternativa, se pueden cultivar plantas rápidas y menudas con un ciclo de 12/12 hasta el mismo momento de la cosecha. Esto producirá plantas pequeñas que son fáciles de ocultar y crecen muy rápido.
Las características de crecimiento de las variedades fotoperiódicas varían enormemente debido a la diversidad genética de esta categoría. Los botánicos clasifican las variedades fotodependientes en dos subespecies: índica y sativa.
En general, las sativas alcanzan su máximo potencial en exterior. Algunas variedades pueden llegar a los 3m. En contraste, las variedades índica tienen un tamaño de entre 1 y 1,5m, y se desarrollan bien tanto en interior como al aire libre.
Las plantas sativas son altas, con amplios espacios internodales, y desarrollan hojas en forma de abanico con dedos finos. Las índicas, por el contrario, son más frondosas, tienen un mayor crecimiento lateral, y producen hojas de abanico con dedos anchos.
La tendencia dominante del cannabis ha difundido la idea de que las sativas inducen un efecto vigorizante, mientras que las índica son más relajantes. Aunque esto es verdad hasta cierto punto (debido principalmente a determinados perfiles terpenoides), no siempre es así. Los rasgos morfológicos no siempre determinan el quimiotipo (variedad química) de una cepa.
Además, las índicas y sativas 100% puras son muy escasas. La mayoría del cannabis disponible son híbridos de ambas variedades, y tienen un perfil genético sativa dominante o índica dominante. Las plantas tienden a adoptar el aspecto de la subespecie dominante en su estructura genética.
Las plantas fotoperiódicas producen cosechas diversas. Las sativas puras o sativa dominantes suelen desarrollar más flores que las variedades índica. Cuando se cultivan al aire libre, producen entre 1 y 4kg por planta. Las sativas de menor tamaño generan alrededor de 500-600g/m² en interior.
Las índicas suelen producir cosechas interiores de entre 400 y 600g/m². En exteriores, la mayoría de estas cepas ofrecen entre 400g y 2kg por planta, dependiendo de la variedad.
Las variedades fotodependientes necesitan más cuidados y atención. Los novatos pueden optar por una semilla fotoperiódica para su primer cultivo y tener éxito, pero para iniciarse en el cultivo de cannabis, es mucho más fácil hacerlo con una variedad autofloreciente.
Los cultivadores deberán decidir cuánto tiempo quieren dejar sus plantas en la etapa vegetativa, y prepararse para cambiar el ciclo de luz en consecuencia. También deben estar al día en cuanto a la poda y el entrenamiento, para evitar que sus plantas se descontrolen.
Algunas variedades fotodependientes también son capaces de producir unas colas enormes. Aunque esto sería lo ideal, los cultivadores tendrán que controlar el nivel de humedad durante la floración y el secado para impedir la formación de moho.
En lo que respecta a escoger entre una variedad autofloreciente y fotoperiódica, no existe una opción correcta o incorrecta. Se trata de una cuestión de recursos y preferencias personales. El espacio es un importante factor restrictivo para las variedades fotodependientes, por lo que quienes vayan a cultivar en, por ejemplo, un piso pequeño, sería mejor que se decanten por una auto.
Por otro lado, los cultivadores que tengan el lujo de disponer de un jardín, tendrán la oportunidad de dar rienda suelta a unas sativas enormes. Sin embargo, podrían optar por una autofloreciente que tenga la misma altura que los cultivos asociados con el fin de mantener la discreción.
Ahora que ya conoces las características de cada tipo de cannabis, podrás tomar una decisión informada. ¡Buena suerte y feliz cultivo!
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