Cómo Proporcionar Nutrientes A Tus Plantas De Cannabis
Una planta de marihuana sana necesita una dieta estricta. Imagina que es una deportista de alto nivel y tú su nutricionista. La optimización de los alimentos ingeridos es clave para conseguir los mejores resultados. A continuación explicamos todo lo que debes saber para abonar tus plantas de cannabis de forma adecuada.
Cubrimos todo, desde por qué las plantas necesitan fertilizantes hasta qué nutrientes prefieren en cada momento, y aclaramos algunos conceptos clave. Muy pronto podrás abonar tus plantas sin problemas.
¿Por qué necesitan nutrientes las plantas de marihuana?
En pocas palabras, las plantas de marihuana necesitan nutrientes para crecer y sobrevivir. Los seres humanos tomamos los nutrientes principalmente a través de la boca, sobre todo en forma de alimentos y bebidas. Las plantas los absorben en gran parte del suelo a través de sus raíces. Al igual que nosotros, las plantas de cannabis se desarrollan mejor cuando se les administran las proporciones y concentraciones óptimas de nutrientes. De hecho, son bastante quisquillosas en lo que respecta a la fertilización, y cualquier error grave puede resultar fatal.
Los nutrientes, junto con el agua, la luz, el oxígeno y el CO₂, proporcionan a la planta todo lo que necesita para crecer, desarrollarse y producir cosechas abundantes de cogollos potentes y deliciosos.
Requisitos nutricionales para plantas autoflorecientes
Las plantas autoflorecientes (con genética ruderalis) suelen sobrevivir y desarrollarse con menos nutrientes que sus compañeras fotoperiódicas. En general, una planta de marihuana auto necesita entre la mitad y un tercio de los nutrientes que requieren las plantas fotodependientes.
¿Qué nutrientes necesitan las plantas de marihuana?
El cannabis (y la mayoría de las especies vegetales) necesita una gran variedad de nutrientes para crecer. Algunos son esenciales, y sin ellos moriría. Otros son menos importantes, pero contribuyen a su desarrollo, fructificación, reproducción y salud en general.
Por ejemplo, aunque el ser humano puede sobrevivir durante mucho tiempo comiendo solamente pan, lo más probable es que se sienta enfermo. Así que, piensa en ello de esta forma: cuanta más variedad puedas ofrecer a tus plantas, más sanas estarán.
Macronutrientes
Los macronutrientes son los nutrientes que necesita la marihuana en mayores cantidades, y los más importantes para su supervivencia. Sin ellos, no sería posible llevar a cabo ningún tipo de cultivo. Estos son los tres macronutrientes principales:
El equilibrio entre todos ellos se conoce como proporción NPK. NPK es un término esencial en el cultivo de cannabis y la horticultura en general, y entender este concepto te permitirá abonar tus plantas de forma adecuada. Además, la mayoría de fertilizantes comerciales proporcionan información sobre sus ratios de NPK, y es probable que este sea el principal factor para decidir qué abono vas a administrar a tus plantas.
Macronutrientes secundarios
Pero con NPK no es suficiente; las plantas de marihuana también necesitan macronutrientes secundarios, que son:
Cada uno de estos nutrientes realiza distintas funciones a lo largo del ciclo de vida de la planta. Los diferentes abonos para el cannabis suelen ofrecer un equilibrio saludable entre estos macronutrientes secundarios (aunque merece la pena comprobarlo antes de comprarlos). Si no es así, los puedes aplicar por separado. Por ejemplo, el calcio se puede añadir en forma de pulverizador foliar.
Micronutrientes
Las plantas también necesitan micronutrientes para desarrollarse. Se les denomina “micro” porque se necesitan en cantidades mucho más pequeñas que los macronutrientes, pero son igual de importantes.
Y son los siguientes:
- Boro
- Cloro
- Cobre
- Hierro
- Manganeso
- Molibdeno
- Zinc
- Níquel
La buena noticia es que, si cultivas en un suelo rico, estos micronutrientes ya estarán presentes en las cantidades necesarias, por lo que no tendrás que preocuparte por ellos. Si, por el contrario, estás cultivando de forma hidropónica en un medio inerte, deberás añadirlos tú.
Otros elementos beneficiosos
Los nutrientes anteriores son fundamentales para un crecimiento y supervivencia adecuados de las plantas de marihuana. Los siguientes elementos también pueden ser beneficiosos si se administran correctamente, pero si no se incluyen, no habrá repercusiones negativas:
- Cobalto
- Selenio
- Silicio
- Sodio
Cuándo utilizar cada nutriente
La fase del cultivo en que se encuentre la planta determinará en gran medida la cantidad y proporción de nutrientes que necesita. La siguiente tabla nos da una visión general de las distintas proporciones necesarias en cada etapa.
Fase de cultivo | N | P | K |
Germinación | 0 | 0 | 0 |
Inicio de la fase vegetativa (plántula) | 2 | 1 | 2 |
Mitad de la fase vegetativa | 10 | 5 | 7 |
Final de la fase vegetativa | 7 | 7 | 7 |
Inicio de la floración | 5 | 7 | 10 |
Mitad de la floración | 6 | 10 | 15 |
Mitad-final de la floración | 4 | 7 | 10 |
Final de la floración | 0 | 0 | 0 |
Como puedes ver, tanto al principio como al final de su vida, las plantas no necesitan ningún fertilizante externo. La germinación puede tener lugar en agua o en el medio de cultivo, pero lo único que se necesita es humedad. En las etapas finales, muchos cultivadores optan por hacer un lavado de las raíces para eliminar los restos de nutrientes con agua pura; se cree que esto obliga a las plantas a terminar sus reservas, lo que resulta en un producto final con mejor sabor.
Aparte de esto, las plantas necesitan diferentes concentraciones y proporciones de NPK a lo largo de su vida. No hace falta dividirla en tantas etapas como se muestra en el gráfico anterior, pero es lo que proporciona los mejores resultados. Para los cultivadores novatos, será suficiente con usar un fertilizante vegetativo para la fase de crecimiento, y un fertilizante de floración durante esa etapa.
Si cultivas en tierra, los nutrientes necesarios para la fase de plántula/inicio de la fase vegetativa ya estarán presentes en ella, así que no hará falta añadirlos. Si cultivas en un medio inerte, tendrás que suplementarlos.
Cómo administrar los micronutrientes
La forma más sencilla de conseguir un equilibrio perfecto de micronutrientes es cultivando en suelo. Casi todos los tipos de suelo (y en especial los que están diseñados para el cannabis) vienen con suficientes micronutrientes para abastecer a tu planta durante todo su ciclo de vida, por lo que podrás olvidarte de ellos.
Si optas por un sistema sin tierra o hidropónico, tendrás que añadirlos tú. En la mayoría de los casos, bastará con seguir las instrucciones del fabricante. A diferencia del NPK, no hay que preocuparse de las proporciones de micronutrientes. Sin embargo, dado que de todas formas hay que cambiar con frecuencia el agua de los sistemas hidro, se pueden hacer pequeños ajustes en las mezclas de micronutrientes cuando todo lo demás esté listo.
Influencias ambientales en las rutinas de fertilización
El entorno en el que crecen tus plantas también influye, en cierto modo, en la forma en que debes abonarlas. Esto es más importante para cultivadores con experiencia, pero no debería preocupar demasiado a los principiantes. En cualquier caso, quienes busquen mejorar sus habilidades y optimizar el crecimiento de sus plantas deberán tener en cuenta lo siguiente:
- Si las plantas crecen en un ambiente cálido, se recomienda administrar un 10-20% menos de nitrógeno
- Si crecen en entornos fríos, se recomienda administrar un 10-20% más de nitrógeno
- Si crecen bajo una luz intensa, administra más nitrógeno
- Si crecen bajo una luz tenue, administra menos nitrógeno
Cómo usar los fertilizantes de manera efectiva
Para aprovechar al máximo los nutrientes, es aconsejable ceñirse a una sola marca de fertilizantes o rutina de fertilización. Esto es debido a que, además de macronutrientes, los fertilizantes podrían contener otros ingredientes y aditivos. Algunas marcas fabrican diferentes abonos que funcionan juntos, es decir, tienen en cuenta el equilibrio entre los macronutrientes secundarios y los micronutrientes de sus distintos productos. Por lo tanto, es muy probable que si te limitas a usar una marca consigas los mejores resultados. También puedes elaborar tus propios fertilizantes, o si quieres mezclar varias marcas, averigua qué lleva exactamente cada bote.
Cómo leer las tablas de fertilización
La mayoría de abonos comerciales vienen con una tabla de fertilización. Estos gráficos muestran las proporciones necesarias para cada etapa del cultivo, e indican cuánto abono debes añadir por litro de agua.
Son gráficos estandarizados y, por tanto, deben utilizarse como guías y no como normas estrictas. Suelen estar basados en un ciclo de vida de 12-13 semanas, que es aproximadamente lo que tarda en madurar una planta fotoperiódica. Sin embargo, es posible que tengas una sativa que tarde más tiempo, o una auto rápida que termine en 8 semanas. Así que, utiliza estas tablas de forma flexible.
Aunque no es lo habitual, algunos gráficos también muestran los valores óptimos de pH y EC para cada etapa del cultivo, y para un fertilizante determinado
La importancia de evitar un exceso de fertilización
Uno de los errores más frecuentes que cometen los cultivadores pricipiantes es abonar sus plantas en exceso. Es fácil suponer que una mayor cantidad de fertilizante se traduce en un mejor crecimiento, y que las plantas simplemente dejan en el sustrato lo que no pueden absorber. Sin embargo, la sobrefertilización es mucho más peligrosa que un abono insuficiente, y más difícil de revertir.
Si fertilizas tus plantas en exceso, podrían desarrollar lo que se conoce como "bloqueo de nutrientes". Básicamente, esto ocurre cuando la concentración de nutrientes del suelo es demasiado alta para que las plantas los absorban de forma adecuada, lo que acaba causando desnutrición. Sin embargo, a diferencia de la falta de fertilización, el sustrato o medio de cultivo deberá lavarse por completo para revertir este efecto, y los nutrientes tendrán que ser añadidos de nuevo gradualmente.
Así que, es mucho más fácil actuar con precaución y fertilizar de menos que proporcionar un exceso de abono a tus plantas. Si tus plantas comienzan a mostrar síntomas de falta de fertilización, solo tienes que añadir un poco más de abono o administrarles fertilizantes suplementarios con un pulverizador foliar (aunque esto no funciona con los nutrientes inmóviles).
También es aconsejable utilizar un medidor de EC para conocer las ppm de los fertilizantes, y un medidor de pH para asegurarte de que tanto el agua como el sustrato tengan la acidez adecuada para garantizar una absorción óptima de nutrientes. Ya que, por ejemplo, podrías estar abonando tus plantas correctamente, pero si el pH es demasiado alto o demasiado bajo, las raíces no podrán absorber los nutrientes de forma adecuada, lo que causará síntomas de poca fertilización. Y si aumentas la cantidad de abono, se producirá el bloqueo de nutrientes mencionado más arriba. Por lo tanto, una gestión minuciosa de estos factores conservará el equilibrio que necesitan las plantas para crecer felices y sanas.
Fertilizantes de liberación lenta y de liberación rápida
En caso de duda, los cultivadores pueden utilizar fertilizantes de liberación lenta, que, como su nombre indica, liberan los nutrientes de forma gradual con el paso del tiempo. Estos abonos especialmente diseñados reducen el riesgo de sobrefertilización, lo que los hace ideales para los cultivadores novatos, aficionados y de guerrilla. La única desventaja es que no se pueden modificar las proporciones para que se ajusten a las necesidades de una variedad determinada. Así que, los fertilizantes de liberación lenta pueden ser un poco restrictivos para los cultivadores con experiencia que buscan un control total. Pero en caso contrario, resultan muy útiles.
Los cultivadores también pueden preparar o conseguir un “super soil” ecológico, que viene con todo lo que necesitan las plantas durante todo su ciclo de vida, lo que significa que solo tendrás que regarlas con agua pura y vigilar el nivel del pH.
Cómo preparar soluciones nutritivas para el cannabis
Preparar una solución nutritiva es bastante fácil, y solo hay que seguir unos pasos muy simples. Dicho esto, es importante hacerlo bien, ya que si te equivocas en las proporciones puedes causar daños a tus plantas, lo que sería muy difícil de revertir; o incluso imposible. Estos son los pasos para preparar una solución nutritiva:
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Consigue el agua. Obviamente, el agua filtrada, o de OI (ósmosis inversa), es preferible a la del grifo.
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Añade los fertilizantes como se indica en el envase del producto. Utiliza un medidor de EC o ppm para conseguir una lectura exacta.
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Dependiendo del tipo de agua que tengas, ajusta el pH de la solución con un suplemento para subir o bajar el pH.
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Ya estás listo/a para abonar tu planta. Aplica la solución y, cuando parte del agua comience a salir por el fondo, mide su pH y ppm para saber qué está ocurriendo en el sustrato. Si todo está bien, ¡ya has terminado! De lo contrario, tendrás que ajustar la solución.
¿Qué ocurre con el pH, las ppm, la EC y la temperatura del agua?
Hemos visto todos estos términos a lo largo del artículo, pero vamos a dejar clara su importancia con respecto a la fertilización de las plantas:
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pH: estas siglas significan “potencial de hidrógeno”, y es una medida para determinar el grado de acidez o alcalinidad de una sustancia. Un pH de 7,0 es neutro (que es el pH del agua pura). 1 es altamente ácido y 14 altamente alcalino. Generalmente, la marihuana cultivada en tierra prefiere un pH de entre 6,0 y 6,5, así que deberás procurar que tu abono se encuentre dentro de este marco.
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ppm: esto significa “partes por millón”, e indica la concentración de los distintos nutrientes dentro de una solución determinada.
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EC: conductividad eléctrica o “electroconductividad”. Mide la forma en que la electricidad atraviesa una solución, así que a través del nivel de EC se pueden calcular las ppm de esa solución.
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Temperatura del agua: esto es un poco más sencillo. Las raíces tienen una temperatura óptima con la que absorben mejor los nutrientes, y en el caso de la marihuana, es de unos 19-21°C. Aunque conseguir esto puede ser útil, no es esencial. La naturaleza no se rige por una temperatura constante, y las plantas pueden desarrollarse con eficacia dentro de un marco de temperaturas más amplio del que pueda tener un cuarto de cultivo.
Aprender a dominar estos factores te ayudará a conseguir una mayor precisión en tu rutina de fertilización, y por lo tanto, a obtener lo mejor de tus plantas.
Cómo identificar los problemas de nutrientes
Como ya hemos dicho, tanto la carencia como el exceso de determinados nutrientes pueden causar problemas. Aquí tienes un resumen de algunos problemas con los que puedes encontrarte.
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Deficiencia de nitrógeno: amarilleamiento de las hojas enteras, comenzando por las más viejas y pasando a las más nuevas.
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Deficiencia de fósforo: las hojas viejas se vuelven marrones o moradas, y sus puntas se marchitan.
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Deficiencia de potasio: los bordes de las hojas más viejas se vuelven de un color amarillo intenso y adquieren un aspecto chamuscado. Podrían cubrirse de manchas marrones.
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Quemadura por nutrientes (sobrefertilización): este problema está causado por una fertilización excesiva y produce una apariencia “quemada”, amarilla o pardusca, en las puntas de las hojas de abanico. Esta afección también puede conducir al bloqueo de nutrientes.
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Bloqueo de nutrientes: otra consecuencia del exceso de fertilización, o de un nivel de pH incorrecto, que ocurre cuando las plantas no pueden absorber los nutrientes que están presentes en el sustrato, lo que produce síntomas de falta de abono.
Fertilización de la marihuana: una tarea complicada
Si crees que abonar plantas de cannabis consiste simplemente en añadir una dosis de fertilizante de vez en cuando, te vas a llevar una sorpresa. La marihuana necesita una rutina de fertilización específica y muy estricta, especialmente si quieres conseguir cosechas abundantes y de calidad.
Pero no tiene por qué ser tan complicado como parece, sobre todo para los novatos. Siempre que proporciones nutrientes a tus plantas y no las sobrefertilices, se desarrollarán sin problemas. Después de varios cultivos, cada vez se te dará mejor abonar tus plantas; hasta que puedas hacerlo con los ojos cerrados.