5 Factores Que Influyen En La Disponibilidad De Nutrientes Del Cannabis
¿Qué importancia le das a los fertilizantes a la hora de cultivar marihuana? Para la mayoría de los cultivadores, la respuesta probablemente será “mucha”. Pero el abono no es el único responsable de la cantidad de nutrientes que pueden absorber las plantas de la tierra. En este artículo analizamos 5 factores que influyen enormemente en la disponibilidad de nutrientes para el cannabis.
A menudo, los cultivadores principiantes cometen en el error de centrar todos sus esfuerzos en la fertilización de sus plantas. Pero la nutrición del cannabis va mucho más allá de proporcionarle abono. En este artículo explicamos cinco de los principales factores que influyen en la disponibilidad y la absorción de nutrientes en las plantas de marihuana. Sigue leyendo para descubrirlos.
1. Temperatura
La temperatura de la zona de cultivo (ya sea un cuarto/armario o un cultivo exterior) influye enormemente en la salud de las plantas de marihuana. Por lo general, el cannabis prefiere una temperatura de aproximadamente 20-30°C durante el día, y de 17-20°C por la noche. Cuando la temperatura es inferior o superior a este rango, se ven afectados muchos procesos biológicos que mantienen a las plantas vivas y con un buen desarrollo. Concretamente, las temperaturas poco favorables afectan a la actividad microbiana y micorrícica del medio de cultivo, así como a la temperatura del agua (que a su vez repercute en otros procesos de la planta) y a la actividad enzimática dentro de la planta.
Cómo afecta la temperatura a la actividad microbiana y micorrícica
Cuando la temperatura es baja, el ciclo microbiano/micorrícico del nitrógeno y el fósforo decae considerablemente. Esto es muy importante, ya que el ciclo microbiano del nitrógeno es responsable de más del 50% de la absorción de nitrógeno en las plantas, mientras que los hongos micorrícicos también contribuyen en gran medida a la absorción de agua y nutrientes (especialmente de fósforo) por parte de las plantas. Por ejemplo, la producción microbiana de nitrógeno alcanza su punto máximo entre 24-35°C.
También se cree que la actividad de las micorrizas disminuye considerablemente a menos de 15°C (Gavito et al., 2005). La actividad microbiana y micorrícica también disminuye cuando la temperatura es superior a 35°C. Sin la ayuda de estas bacterias y hongos, las plantas que estén expuestas a temperaturas desfavorables no podrán absorber los nutrientes ni el agua, por mucho abono que eches a la tierra cada semana.
Cómo afecta la temperatura al agua, la fotosíntesis, la respiración y más
La temperatura en la zona de cultivo afecta directamente a la temperatura del agua del sustrato y de la propia planta. Esto, a su vez, tiene un efecto directo sobre el ritmo de la fotosíntesis, la respiración y la transpiración de las plantas. Las temperaturas altas aumentan el ritmo de transpiración de las plantas, así como el de absorción de agua y nutrientes. En cambio, las temperaturas frías ralentizan la transpiración y la absorción de agua y nutrientes. Las temperaturas extremadamente bajas también pueden afectar al transporte de nutrientes (los iones de nutrientes se transportan en agua). Los estomas, que son un elemento clave en la fotosíntesis, también son menos productivos en temperaturas frías.
Cómo afecta la temperatura a la actividad enzimática
Las enzimas catalizan la actividad química de las plantas y, por tanto, influyen enormemente en su salud y crecimiento. Y al igual que ocurre con los microbios, los hongos y el agua, la actividad enzimática depende en gran medida de la temperatura. Si hacemos una gráfica con la actividad de las enzimas a diferentes temperaturas, obtendremos una curva de campana. A medida que aumenta la temperatura, también lo hace la actividad enzimática, ya que tanto las enzimas como sus sustratos (es decir, las moléculas con las que reaccionan) pueden moverse, y por tanto, interactuar a mayor velocidad. Pero, a partir de cierta temperatura, la actividad de las enzimas disminuye rápidamente hasta llegar a cero.
2. Nivel de pH
Hay un buen motivo por el que los cultivadores de marihuana experimentados están constantemente midiendo el pH (también conocido como “hidrógeno potencial”, que simplemente es una medida de la cantidad de iones de hidrógeno en la tierra u otras soluciones). Por lo general, al cannabis le gusta la tierra ligeramente ácida, con un pH de 6,0-7,0. En cultivos hidropónicos o sin tierra, el pH ideal ronda en torno a 5,5-6,5. Un nivel de pH adecuado es importante por varias razones, pero tiene efectos especialmente notables en la disponibilidad de nutrientes y, por tanto, en la capacidad del cannabis para nutrirse.
La importancia del pH para la absorción de nutrientes
Un pH inadecuado en el sustrato es una de las causas más habituales de las deficiencias nutricionales, los bloqueos de nutrientes y las quemaduras por nutrientes en las plantas de marihuana. Cuando el pH de la tierra es inferior al rango óptimo mencionado anteriormente, la actividad microbiana de la tierra se ve alterada y la mayoría de nutrientes (especialmente el calcio, el magnesio y el fósforo) dejan de estar disponibles para las plantas. Además, en las tierras ácidas, el aluminio y el manganeso se vuelven más disponibles y pueden resultar tóxicos. Por otro lado, si el pH de la tierra sube por encima de 6,5-7,0, el fósforo y la mayoría de micronutrientes dejan de estar disponibles para las plantas.
Un apunte sobre el cultivo ecológico y no ecológico
El cultivo ecológico de marihuana es cada vez más popular porque, aunque pueda parecer complicado, realmente puede facilitar muchos de los aspectos más complejos del cultivo, como la regulación del pH. Fertilizar el cannabis con abonos sintéticos embotellados podría parecer sencillo, pero hacerlo bien puede suponer un reto, sobre todo para los cultivadores principiantes.
Usar un sustrato ecológico y enriquecerlo con abonos naturales (como compost, humus de lombriz, estiércol o harinas de huesos/pescado) permite crear de forma natural un entorno rico en bacterias y hongos beneficiosos, como las micorrizas. En presencia de estos microorganismos, las plantas se nutrirán de forma más gradual y estarán protegidas contra muchas plagas y patógenos.
La importancia de analizar la tierra y el agua
Medir el pH con frecuencia, y llevar un seguimiento del mismo, es fundamental para detectar a tiempo cualquier posible desequilibrio. Obviamente, es importante medir el pH del suelo, pero también debes asegurarte de medir (y corregir, si es necesario) el pH del agua. Cuando el agua penetra en la tierra, puede disolver los minerales que hay en ella, convirtiéndolos en iones disponibles para las plantas. Al mismo tiempo, el agua también puede eliminar los iones minerales del sustrato, haciendo que se pierdan por lixiviación. Ambos fenómenos pueden afectar directamente al pH del medio y a la cantidad de nutrientes disponibles para las plantas.
Para evitar los desequilibrios de pH, recomendamos controlar con frecuencia el pH de la tierra durante todo el cultivo. En cuanto al pH del agua, normalmente basta con analizarlo al principio del cultivo, ya que probablemente no cambiará mucho a lo largo del mismo. Pero debes asegurarte de medir el pH de la solución nutritiva antes de fertilizar las plantas. También conviene medir el pH del agua de escorrentía (el agua que sale por la base de las macetas), ya que esto te dará una buena idea de lo que ocurre en el sustrato.
La importancia de un buen compost
Aunque los cultivadores de marihuana llevan mucho tiempo usando abonos químicos, los métodos ecológicos son cada vez más populares. Una forma sencilla de incluir estos métodos en tu cultivo es comprar o hacer tu propio compost. El compost tiene un pH de aproximadamente 6,5-7,0, ideal para el cannabis y la mayoría de plantas. Además, la tierra preparada con abonos ecológicos, como el compost, puede retener y absorber iones de hidrógeno sin afectar al pH general. Y las tierras ecológicas tienen naturalmente más cationes de nutrientes, que pueden almacenar los nutrientes disponibles para las plantas, para cuando estas los necesiten.
3. Aireación del suelo
La aireación del suelo influye directamente en los nutrientes disponibles para las plantas. La marihuana, como muchas otras plantas, crece mejor en una tierra bien aireada por dos razones: la aireación promueve un buen intercambio de aire y agua, y favorece la actividad de los microbios beneficiosos y los hongos micorrícicos.
La tierra aireada favorece el intercambio de aire y agua
La tierra aireada favorece el intercambio natural de agua y aire alrededor de las raíces. Para poder desarrollar unas raíces saludables (los cimientos de una planta sana), las plantas de cannabis necesitan absorber el oxígeno atmosférico a través de sus sistemas de raíces. Al mismo tiempo, también liberan CO₂ en el suelo, que se evapora en la atmósfera. En una tierra bien aireada, este intercambio de gases se produce de forma natural y a un alto nivel. En cambio, en un suelo con poca aireación, las raíces no pueden absorber tanto oxígeno de la atmósfera y dejan de crecer, lo que pone en peligro la salud de la planta. De forma similar, en las tierras poco aireadas, el CO₂ no puede pasar libremente de la tierra a la atmósfera, y en su lugar se acumula en el suelo. Por último, la capacidad de las plantas para absorber agua (y, a su vez, nutrientes) se ve muy limitada en las tierras compactas y poco aireadas.
La tierra aireada favorece la actividad microbiana y micorrícica
Las tierras bien aireadas contienen mayores niveles de oxígeno, que benefician la actividad microbiana y micorrícica. Como la mayoría de seres vivos, los microbios y hongos beneficiosos mencionados anteriormente necesitan oxígeno para vivir y reproducirse. En 2022, un grupo de investigadores de China publicó los resultados de un experimento de campo realizado a lo largo de 3 años en plantaciones de bambú. Los investigadores examinaron los efectos de airear el suelo de la plantación, y descubrieron que no solo aumentó enormemente los niveles de oxígeno, sino también la disponibilidad de nutrientes, lo que a su vez incrementó la actividad tanto de las bacterias como de las enzimas implicadas en la absorción de nutrientes; concretamente, nitrógeno y potasio (Qian et al., 2022).
4. Composición mineral y orgánica de la tierra
Otro factor que influye en la disponibilidad de nutrientes para el cannabis es la composición de la tierra. Los suelos con una mayor superficie y electronegatividad tienen una mayor capacidad de intercambio catiónico (CIC); y la tierra bien labrada y aireada tiene una mayor superficie que la tierra compactada. Para entender qué significa esto, resulta de ayuda pensar en la clase de química del colegio, donde aprendiste sobre la carga eléctrica de los átomos. La mayoría de tierras suelen tener una carga negativa, mientras que la mayoría de nutrientes tienen una carga positiva. Esto permite que las partículas de los nutrientes se adhieran a los minerales que componen la tierra, como la arcilla y la materia orgánica, y así evitar ser drenados y eliminados del suelo con el agua de lluvia, por ejemplo.
Para que una planta pueda absorber los nutrientes del suelo, debe producirse un intercambio de cationes; es decir, una reacción química donde las partículas de la planta se intercambian por partículas del suelo (por ejemplo, el intercambio de un ion de hidrógeno por un ion de potasio). Las tierras con una CIC más elevada necesitan ser abonadas con menos frecuencia, pero en dosis más altas. En cambio, las tierras con una CIC baja se benefician de una fertilización más ligera, pero más frecuente, para maximizar la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
5. Humedad del suelo
Por último, pero no por ello menos importante, uno de los principales factores que afectan a la disponibilidad de nutrientes del suelo es la humedad. La cantidad de agua presente en la tierra puede aumentar o reducir la disponibilidad de nutrientes al influir en el pH, el flujo de masa y la presión de las raíces. En la cantidad adecuada, el agua puede liberar nutrientes en el suelo al provocar reacciones químicas y erosionar los componentes del mismo. Sin embargo, un exceso de agua puede hacer que los nutrientes del suelo se pierdan por lixiviación; concretamente, el nitrato y el fósforo, que tienen una carga negativa y, por tanto, no pueden adherirse al suelo con una carga electronegativa. Además, sin la cantidad adecuada de agua, las bacterias del suelo no producirán nitrógeno aprovechable para las plantas, lo que a su vez puede afectar a la actividad de las micorrizas en el suelo.
Disponibilidad de nutrientes para el cannabis: un asunto complejo
Como puedes ver, la nutrición de las plantas va mucho más allá del abono. Aunque en este artículo no hemos podido explorar todos estos temas en detalle, esperamos que sirva para entender la gran cantidad de factores que pueden influir en la disponibilidad de nutrientes, y la importancia de controlar los factores mencionados lo mejor posible.